: LA RECTA PROVINCIA


Nombre*:PABLO ETCHEVEHERE
Género*:FANTASTICO
Título*:LA RECTA PROVINCIA
:Eduardo Cardel, está desaparecido. Su rostro mira sin mirar a nadie desde un afiche pegado en la estación Constitución. El Inspector Manuel Ontiveros piensa que Cardel es otra víctima de La Recta Provincia, una misteriosa organización que hace desaparecer a gente como Cardel, un solitario al que nadie quería. En el segundo piso del Departamento Central de Policía Ontiveros guarda con celo policial el expediente Cardel, de vez en cuando lo relee y repite en voz alta algunos párrafos ...Eduardo Cardel un prestamista de poca monta era aficionado al ocultismo. Siendo aún jóven quizo ingresar a la Masonería. Llegó una tarde al viejo caserón de la calle Perón y se introdujo en la biblioteca. El "hermano bibliotecario" lo puso al tanto de las pruebas que debía pasar para ingresar a la orden masónica y el dinero que tendría que depositar cuando fuera iniciado en los misterios de la masonería. Eduardo salió de allí y nunca volvió por la sede de los masones. También se acercó a la orden Rosacruz, Fue a dos o tres reuniones, la hermètica orden de los rosacruces no lo conformó. Comenzó a buscar en Internet otro tipo de asociaciones secretas, sin éxito. Hasta que un día en el trayecto del tren Constitución-Banfiel fue abordado por un misterioso caballero que le extendió una tarjeta "Recta Provincia" Avenida de Mayo 1370 subsuelo, departamento 7. El caballero solo le dijo que estaba elegido para integrar la "sociedad de los siete" y dicho esto, literalmente desapareció. Eduardo dejó pasar unos días hasta que guiado por la curiosidad, tomó el subterráneo en Constitución y se bajó en la Avenida de Mayo, caminó hasta el 1370 y se hundió en las entrañas del mítico y sombrío edificio Barolo. Eduardo se acercó al portero y le preguntó por el departamento siete del subsuelo. El hombre extrañado, dijo que no había departamentos en los subsuelos y sí bauleras y salas de máquinas. Eduardo quedó desconcertado, pero no vencido. En un descuido del portero se dirigió al subsuelo del edificio, caminó casi a ciegas, hasta que se encontró de frente con una puerta que llevaba el número siete. Golpeó tres veces y desde adentro le contestaron con un solitario golpe. Pudo escuchar varias voces dentro. La puerta se abrió y unas manos lo sujetaron del cuello y le colocaron una capucha y alrededor de su cuello una soga.
Lo hicieron arrodillar y sintió en su garganta la punta de una espada; mientras que una voz potente le preguntaba -quien eres. Soy Eduardo Cardel, dijo en voz baja. -Y ¿que quieres de nosotros?, entrar a la sociedad de los siete, contestó Eduardo, con voz mas firme. Entónces jura por tu vida que jamás traicionarás a tus hermanos, los siete guardianes del Universo. Dicho esto lo descubrieron. Seguidamente pudo ver entre penumbras, apenas iluminados por siete velas, a siete encapuchados que aplaudían. Eduardo se desvaneció y dos semanas después, apareció barbudo deambulando por la estación Constitución. Un caricativo comerciante lo llevó a la Comisaría de la zona y de allí lo trasladaron al Departamento de Policía, donde el inspector Ontiveros le tomó declaración. La Policía hizo averiguaciones en el Palacio Barolo, inspeccionaron el sótano y no encontraron rastros de la misteriosa puerta. Un año mas tarde Eduardo desapareció sin dejar rastros. Sólo un vigilante de consigna dijo haber visto entrar al Barolo a una persona parecida a Eduardo una madrugada durante el solticio de invierno, el 21 de Junio; lo acompañaba un grupo de personas vestidas de negro. Le llamó la atención al Agente que todos portaran anteojos oscuros y sombrero.

Ese 21 de junio, durante la ceremonia ritual llevada a cabo en el faro del edificio Barolo, Eduardo fue entregado a los patrones astrales, cuando las puertas del paraíso se abrieron para recibirlo.-



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