Bullying: Ratón de biblioteca


Nombre*:Dolores López
Genero*:Bullying
Titulo*:Ratón de biblioteca
Cuento*:
- ¿Cómo te llamás?
- Dolores
- ¿Dolores? Uyyy, mirá si te casás con alguien de apellido Barriga…
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- López
- Presente
- ¿Se llama Dolores?
- Si profesora
- Pudieron ponerle un nombre un poco mejor, que se yo… por ejemplo Remedios, al menos es mas esperanzador.
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- Este trabajo práctico es larguísimo
- Si y además muy complicado. Che, "ratón de biblioteca" ¿querés formar parte de nuestro equipo?
- Bueno, gracias
- Pero eso si, el trabajo práctico lo haces vos. Total a vos te gusta comer libros y cagar un 10.
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- Che López, pedile a la de historia que hoy no tome lección. A la señorita "Cuadro de honor" no se lo va a negar por chupamedias.
- Bueno, yo se lo pido…
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Y la "sin Remedios", la "ratón de biblioteca", la "chupamedias", se esforzaba por ser amable, puntual, cumplidora en todo, intentando simplemente pasar desapercibida y que la dejaran en paz.

Aún en la clase de gimnasia intentaba cumplir, a pesar de que su incapacidad para recibir un pase de pelota sin el acto reflejo de esquivarlo, como si fuera un proyectil, la relegó a quedarse sentada durante todo el año.

Estaba demasiado acostumbrada a recibir proyectiles y eran muy dolorosos como para no intentar esquivarlos.

Por eso no le extrañó, que cuando la profesora de gimnasia, preguntó en clase ¿a quien de ustedes consideran la mas rara? contestaran a coro ¡Dolores! Tampoco le extraño que la profesora dijera ¡Lo sabía! Lo que nunca pudo entender es porque lo preguntó.
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Y como todo concluye, la adolescencia también llegó a su fin. Ingresó a la universidad y allí recibió elogios aunque siempre la incomodaron.

Descubrió que los varones demostraban un interés positivo, parece que era bonita, aunque nunca lo terminó de creer. Y siempre que alguien le resultaba atractivo, lo primero que averiguaba era su apellido.

Le gustaba escribir, pero rompía lo escrito por considerarlo carente de méritos.

Hizo muchos amigos, que nunca se enteraron de su primer nombre.

Se casó muy enamorada de un hombre que la respetó y amó toda su vida. Tuvo dos hermosos hijos que la llenaron de amor y de orgullo y se refugió en la vida hogareña.

Por suerte, a los sesenta años, puede afirmar que todo el hostigamiento del que fue objeto en su adolescencia no dejó huellas.
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