: GANAS

Nombre*:MANUEL
Género*:RELATO BREVE
Título*:GANAS
:Qué noche la de anoche! No sé exactamente cómo terminó, pero recuerdo dos cosas sobre el final. Estar lavando los platos en calzoncillos y sentarme en la cama cada diez segundos para no terminar vomitando como un linyera. Y qué mañana la de hoy! Mi cabeza, mi estómago, mi vida, todo partido al medio por el mismo hachazo. La bebida es un problema. O quizás debiera decir, "la bebida ES el problema". Y juro que lo intento, pero siempre fallo. Me termina ganando esa necesidad irresistible de llenar las copas una y otra vez. Y después termino así. Escribiendo sobre lo mal que me siento y lo débil que soy. Pero lo de anoche fue bravo. Cerveza y whisky en cantidades preocupantes para cualquier ser humano que pretenda llegar a viejo vivo.

No sé porqué motivo, siempre, el día después de una borrachera ando alzado. Quizás mi organismo, por las dudas, me obliga a inocular mi simiente antes de morir definitivamente, y resultar inútil para la preservación de la especie. Así que hoy, de a poco, fui acercándome a la fiera con cuidado. No es fácil hacerlo sin recibir una mordida después de un gran final como el de ayer, pero me tengo fe. Hoy la pongo sin dudas. Estoy pensando qué vamos a hacer. Ando con un par de ideas nuevas pero intento no darme demasiada manija para evitar terminar manchando el pantalón. Cuando ando caliente es como que rebalso de leche y muchas veces la cosa va saliendo de a poquito durante el día. Ya sé que es medio asqueroso lo que estoy diciendo, pero es la verdad. Digan lo que digan es preferible gotear semen que pus…


Dos veces me pasó en la vida. Las dos primeras veces que cogí. En la isla Maciel. Una cosa de locos. Levantarte y sentir ese ardor, ese fuego en la poronga es algo descomunal. Es como si te metieran un alfiler hirviendo por el agujerito! Mierda, que te querés morir. Te la querés cortar y cuando vas a mear llorás también por los ojos, del dolor y te sentís un pelotudo. Pero antes quién carajo te hablaba de sexo? En mi casa para colmo, no se hablaba. Preferentemente se gritaba. Pero eran todos muy educados y no iban a andar gritándote "MIRÁ CUANDO VAYAS A COGER TENES QUE USAR FORRO, PARA NO TERMINAR CON LA PIJA PODRIDA, ¿ENTENDÉS?".

Y cuando hablaban, lo hacían en checoeslovaco. Un quilombo, un trabalenguas. Miles de consonantes todas juntas que resultan impronunciables. Svriprmgwtom y cosas así. Una locura. Y mi vieja que no entendía nada le pedía a mi viejo que le dijera a mi abuela que hablara en castellano, y mi viejo se lo decía…pero en checoeslovaco. Y así se la pasaban discutiendo a los gritos y dando portazos sin pensar que un día, ese dulce niño iba a crecer y le iban a dar ganas de garchar. Como sea, usen forro.
El gran asunto con los checoeslovacos es que son todos borrachos, entonces viven en pedo y haciendo cagadas. Mi viejo era checoeslovaco, y mi abuelo, que terminó prácticamente cagando el hígado mientras bailaba una polka. Ese sí que era un borracho. Borracho, mujeriego y depresivo. Una combinación irresistible para cualquier mujer.

A las mujeres los tipos normales no las calientan. Pueden gustarles al principio, pero después se aburren. A las minas les gusta contener. Suponer que pueden arreglar lo roto. Esa sensación de peligro permanente es lo que más las atrae de un hombre. Mi abuelo, así como era, tenía amantes por todos lados. De hecho, mi abuela había sido una de sus tantas minas hasta que la embarazó y tuvo que casarse. Ahí tenés a otro boludo que no usaba forro.

Pero bueno, esto no intenta ser un relato sobre la historia de mi familia, o de mi vida. Tenía ganas de escribir y escribí



Powered by EmailMeForm



No hay comentarios.:

Publicar un comentario