: Selena

Nombre*:María José Nistal Garcia
Género*:Romántico
Título*:Selena
Cuento:
Selena llego a casa eufórica, acababa de firmar un contrato muy importante, y estaba deseando contárselo a Marco.
- Cariño, ya estoy aquí, tengo algo que contarte, ¿dónde estás?
De pronto empezó a sonar Nothing Else Matters de Metallica en el cuarto de baño,
-¿Cariño? Volvió a decir mientras abría la puerta, - Dios mío, ¿pero que es todo esto? Preguntó asombrada mientras miraba a su novio que la esperaba metido en la bañera, que había llenado de fresas, había fresas por todas partes, solas, con chocolate, con nata, con leche condensada.....
-Hola cariño, te apuntas a celebrar el día de la fresa conmigo, le dijo poniéndose de pie y dejando ver la tremenda erección que tenía.
- Vaya, habrá que hacer algo con eso, dijo Selena sonriendo....
-Necesitaré ayuda con la ropa, dijo Selena sonriéndose, la emoción no me deja desabrocharme los botones de la blusa.
Marco salió de la bañera, y con un fuerte tirón, desgarró la blusa, dejando al descubierto el sujetador de encaje negro que tanto le gustaba. A la mierda la blusa, dijo con una mirada tan ardiente, que incluso Selena notaba el calor recorriendo su cuerpo de arriba a abajo y de abajo a arriba. Si no quieres que la falda corra a misma suerte, será mejor que te la quites.
-A la mierda la falda, dijo Selena lanzándose al cuello de Marco, y devorando su boca.
El pulso de las lenguas era tan frenético que tuvieron que separarse para coger aire. Las manos parecían multiplicarse para poder tocarse en todo el cuerpo a la vez. Marco separó el cuerpo de Selena unos centímetros para, con otro tirón, quitarle la falda. La cogió en bazos y se sentó en la mullida alfombra de baño con ella encima. Cogió el bol de fresas y acercó los cuencos de chocolate, azúcar y leche condensada, y mirando con una sonrisa picarona a Selena, dijo, no te olvides que tenemos que celebrar el da de la fresa cariño.
Selena cogió una fresa, la hundió en el chocolate, y colocándola entre sus labios, se la dio a Marco. Apenas se rozaron los labios, lo que hizo que a Marco se le hinchara, aún más si cabe, el pene. Repitió la misma operación con el azúcar y con la leche condensada, y de pronto, cayó en la cuenta de que faltaba algo. Cariño, se te ha olvidado la nata, dijo.
No se me ha olvidado, y abriendo el armario de las toallas, saco un bote de nata en spray, lo que pensé que mejor ésta que la de helado, dijo agitando el bote de nata, y es hora de que tome yo el mando dijo poniendo a Selena debajo de él. Lo primero fuera ese bonito sujetador, ras, sonó cuando Marco tiró de él, y ese tanga tan sugerente es el siguiente, otro tirón y el tanga ya era historia, las medias y los zapatos de momento te los dejo, pero solo de momento, dijo mientras vaciaba el bote de nata sobre los pechos de Selena, que solo podía sonreír ante lo que sabía que Marco iba a hacer. Después de cubrir los pechos, Marco cogió las fresas, y fue untándolas en la nata y comiéndoselas poco a poco.
-Me pido el chocolate, dijo Selena con la respiración entrecortada.
-Esos será si te dejo algo, le respondió Marco volcando el bol de chocolate sobre la tripa de Selena, luego la incorporó un poco para que el chocolate resbalara por el cuerpo de Selena hasta que inundó su pubis depilado. Vaya creo que voy a tener que limpiar este chocolate antes de que se seque, si no será muy difícil quitarlo, y, antes de que Selena pudiera protestar, su lengua empezó a lamer con un ansia que a Selena casi la dio un infarto. Marco jugaba con el clítoris de Selena a placer, lo mordía, lamía y golpeaba con la lengua una y otra vez, y cuando Selena iba a explotar se detenía, y luego volvía a empezar, hasta que después de torturarla, lo que a Selena le pareció una eternidad, Marco la penetró sin previo aviso, de una manera tan brusca, que hizo que se diera contra el mueble del lavabo, Marco le levanto las piernas a Selena y se las puso en los hombros, y mientras la penetraba salvajemente, cogió una de las fresas que había por el suelo y untada con leche condensada, la empezó a frotar contra su clítoris, lo que hizo que Selena tuviera uno de los orgasmos más increíbles de su vida.

Al día siguiente, Selena no podía borrar la sonrisa de su cara, y, para colmo, su compañera Marta, una loca de todo lo orgánico y lo natural, le trajo para la hora del almuerzo un trozo de bizcocho de fresa, -de esta forma no las tomamos anoche, pensó Selena mientras aguantaba la risa y se coma un trozo de bizcocho.

Apenas habían terminado de almorzar en la sala común de los empleados, cuando la brillante calva de su jefe se asomó por la puerta,- Selena, ¡a mi despacho en un plis!, si Jaime enseguida voy, le contesto dejando el bizcocho y limpiándose las comisuras de los labios.
-Aquí me tienes, ¿que querías?
-¡Oh Selena!, como sabrás hemos firmado un gran contrato con la empresa de comida italiana Marconi, para prepararles todos los actos de presentación y de lo que ellos quieran por dos años, pero lo que no sabes, es que el hijo del señor Marconi, se ha prometido con una heredera de no sé qué empresa, bueno eso nos da igual, lo que nos importa, es que la fiesta del compromiso va a ser aquí, en España, y por contrato nos toca organizarla, y si todo va bien, podría ser nuestro trampolín a los eventos extranjeros.
-Dios Jaime, respira, que te vas a ahogar, a ver, déjame adivinar, quieres que yo me encargue de la fiesta de compromiso de los italianos forrados, me equivoco?
-¡Diana! Solo que vas a tener que organizarla para este sábado, y sin conocer a los futuros contrayentes, cosas de trabajo, así que vas a tener que adivinar, por lo demás, ya sabes cómo se hace, asique ponte enseguida con esto, te he enviado un correo con lo que el señor Marconi quiere, más o menos.
-¡Me tomas el pelo!, hoy es Lunes, el sábado es en cinco días, y quieres que organice una fiesta sin conocer a los protagonistas, Jaime, creo que tu disco duro acaba de petar.
-Vamos Selena, has hecho cosas más difíciles, además, en el correo de Marconi hay unas sugerencias que te pueden ayudar, así que vamos reina, no me pierdas más tiempo.
Selena abrió el correo, y busco el de Marconi.
-A ver, serán unos 150 invitados, quieren un lugar donde se pueda poner bufet, de productos Marconi por supuesto, champan francés del caro, por supuesto Marconi como no, música en directo, a ser posible un grupo o cantante en auge, claro, con tanto tiempo para buscar pensara que le voy a traer a Madonna, producto de aseo y tocador de sobra en los lavabos, sobre todo en los de las damas, ¡dios mío, pero que amistades tiene este tío!
No le conozco, pero creo que este tío me va a traer más de un dolor de cabeza.
Selena empezó a buscar una sala de fiesta que reuniera todos los requisitos del italiano, y solo había dos que podían valer, Valesca y El Álamo. Bien a cual llamamos primero, creo que El Álamo, sería perfecto para todos esos esnobs.

-Selena, Selena, ¿pero tú has visto la hora que es chica?
-Marta, no te he oído, estaba liada con el chollo este del italiano que me ha dado Jaime, y se me ha pasado el día volando.
-¿el día?, son las once y media de la noche, no me digas que ni te has enterado cuando entre a decirte que te esperábamos en el bar de Santi para unas cañas, y de eso hace ya tres horas.
-¿Las once y media?, este proyecto me está absorbiendo, dijo mientras sacaba su móvil del bolso, que raro, marco no me ha llamado, Selena marco el número de Marco, pero solo escucho a la operadora decirle que el numero estaba apagado o fuera de cobertura, se habrá quedado sin batería como siempre, y como siempre se le ha olvidado ponerlo a cargar, pensó mientras recogía sus cosas y salía de la oficina.
Selena cogió un taxi para ir a casa, y por el camino no hacía más que llamar a Marco, pero una y otra vez salía la tía de la grabación, -Mierda, ¿dónde estás marco?, seguro que está tomando algo con los amigos y ni cuenta se ha dado de que se le ha acabado la batería del móvil, se decía a sí misma para tranquilizarse, aunque muy bien se lo tiene que estar pasando para no darse cuenta de la hora que es.
Eran más de las doce cuando Selena entraba en el vestíbulo del edificio, llamo al ascensor y seguía llamando al móvil de marco, aunque sabía que era inútil, tenía que llamarlo, algo en su interior le decía que algo no iba bien, y, al llegar a la puerta de su piso, el verla abierta se lo confirmó.
Sin pensarlo entro corriendo gritando el nombre de Marco, pero lo que vio la dejo sin aliento, ante ella se encontraba el mayor caos que jamás nadie hubiera visto, los cojines del sofá tirados, las películas de DVD sembradas por el salón, los cajones del mueble vaciados, las fotos rotas, la ropa tirada por el pasillo, hasta los geles y champús estaban fuera de su sitio.
-Me han robado, me han robado, tengo que llamar a la policía.
Volvió sobre sus pasos y salió al pasillo, desde allí llamo a la policía, que, aunque parezca mentira, llegaron en cinco minutos.
-¿Selena López? Soy el agente García, ha denunciado un robo en su domicilio, le dijo el agente estrechándole la mano, ¿ha podido mirar que es lo que le falta?
-No, no, solo he entrado para ver si estaba dentro mi novio, pero al no verlo he salido y les he llamado.
-¿Ha tocado algo?
-No, creo que no, solo he empujado la puerta, cuando llegue estaba entreabierta, y la empuje para entrar, pero dentro no he tocado nada.
- Bien, la cerradura no parece forzada, el equipo de la científica llegara enseguida y tomara huellas, tendremos que tomarle las huellas para descartarlas de las de los ladrones, si es que dejaron alguna huella.
-Lo que sea, estoy a su disposición agente García.
-De acuerdo, ahora quiero que entre conmigo para ver lo que se han llevado, ¿preparada?
No, pero cuando antes lo haga mejor, dijo Selena entrando en casa seguida del policía.
-Tómese su tiempo señorita López, mire bien y si echa en falta algo me lo dice para hacer una lista.
-De acuerdo, pero llámeme Selena, me siento mejor si me tutea.
-Bien, Selena, cuando quiera empezamos.

-Falta el ordenador de Marco, y mi Tablet, se han llevado los pinchos, y los cd´s grabables, creo que del salón no falta nada más, dijo cogiendo el marco de la foto que se había hecho el día que Marco y ella se fueron a vivir juntos, al darle la vuelta se dio cuenta de que la habían roto por la mitad, faltaba la foto de Marco. En la habitación Selena se dio cuenta de que solamente era su ropa la que estaba tirada por el suelo, y, que la de Marco no estaba por ningún lado. Faltaba su cepillo de dientes, la maquinilla de afeitar, la colonia, hasta los bastoncillos para la orejas habían desaparecido. Y todas las fotos, no quedaba ni una sola foto de Marco en el piso.
-Selena, esto no pinta nada bien, es muy raro que alguien entre a robar en un piso como este, y lo único que se lleven sean las cosas de uno de los inquilinos, y no se lleven ni la tele de plasma, ni el equipo de sonido, ni siquiera han tocado las joyas. Creo que lo que ha pasado aquí, es que su novio se ha marchado, y no quería dejar nada que lo relacionara con este piso ni con usted, por la manera en que están rotas todas las fotos que tenan de los dos.
-Eso es, eso es imposible, Marco no haría algo así, dijo Selena dejándose caer en el sofá.
-Desde cuando lo conoce
-Le parecerá una locura, pero solo hace seis meses que le conozco, y solo dos que se vino a vivir conmigo.
-Y que sabe de él, de su trabajo, amigos familia, algo que pueda ayudar en la investigación.
-Pues se llama Marco Castori, y, vaya, me acabo de dar cuenta que no sé nada de él, solo su nombre y que vivió en Italia hasta que tuvo diez años, luego se vino a España con una tía, ¡Dios, que estúpida he sido! Ni siquiera le pregunte donde trabajaba, solo sé que era una empresa familiar, pero nada más. Creerá que soy la tía más imbécil del mundo entero.
-Yo no estoy aquí para juzgarla Selena, solo quiero ayudarla, ¿has dicho que tu novio se apellida Castori?
-Sí, o eso me dijo.
-¿estás segura?
-Mire agente García no me dijo muchas cosas pero estoy completamente segura de que ese es el apellido que me dijo, ¿por qué?
-Los Castori son una de las familias más peligrosas de la mafia italiana, llevan algún tiempo intentando que su organización eche raíces en España.
-¿Se está quedando conmigo? ¡Me está diciendo que estos seis meses el tío con el que me he estado acostando es un mafioso!
-Es una posibilidad. Tenemos que investigar más para asegurarnos, pero no descartamos ninguna opción. Tendremos que examinar tu móvil, ¿tienes algún otro dispositivo?
-Sí, mi portátil, lo tengo en el bolso, es el que llevo a trabajar.
-Lo tendremos que examinar también.
-Si claro, lo que sea.
-Y Selena, le aconsejo que en unos días no aparezca por aquí, ¿tiene algún familiar con el que quedarse?
-Pues no, mi familia no vive en la ciudad.
-Bien, en ese caso, prepare una bolsa con lo que necesite para tres o cuatro días, y la llevare a un hotel. Y otra cosa, le aconsejo que no comente con nadie en donde se hospeda, toda precaución es poca con esta gente.
La pondremos en vigilancia las veinticuatro horas del día, y tenga, este es mi número personal, y el de la comisaria, si pasa algo o recuerda alguna cosa, por insignificante que le parezca, llámeme.
Selena cogió la tarjeta que el agente García le dio, y justo en ese momento, se dio cuenta de que todo su mundo se había desmoronado.

Preparó una maleta con ropa y productos de higiene y maquillaje, bajó con el agente García a la calle, monto en el coche patulla, y viajó en silencio hasta el hotel. Después de registrarla con nombre falso y comprobar que no les hubieran seguido, y que la habitación era segura, el agente se despidió de Selena, y se fue al laboratorio con el portátil y el móvil de Selena.
Ya sola en la habitación, Selena cerró la puerta con el pestillo, y se puso a recorrerla en silencio. La habitación era sencilla, un pequeño saloncito con un sofá y una televisión a la derecha, la habitación, con una gran cama de matrimonio y un escritorio donde estaba el teléfono, y otra pequeña televisión en la pared de enfrente a la cama, y en la habitación una puerta corredera separaba el cuarto de baño, con una bañera y ducha de hidromasaje.
Selena de dio una ducha, y cuando salió, se sentó en la cama, y, después de mirar a la nada durante un buen rato, rompió a llorar, las lágrimas inundaron su rostro, se dejó caer de lado en la cama, y allí, en posición fetal, lloro, lloro tanto que acabo durmiéndose, encima de la cama, en albornoz.
La despertó un fuerte ruido, Selena se puso en pie de un salto, el corazón le iba a mil por hora, oyó pasos en el saloncito, y un nudo se le formó en la garganta. No sabía qué hacer, así que cogió el inalámbrico de la mesita y se encerró en el cuarto de baño. Marcó el número de la comisaria y rezaba en silencio para que contestaran rápido.
-Venga, venga, venga, por favor, coge el teléfono…
-Comisaría de policía ¿en que puedo ayudarle?
-¡Gracias a dios! Soy Selena López, estoy en el hotel Meliá Princesa, alguien ha entrado en mi habitación, por favor manden a alguien rápido…
En ese momento alguien intento entrar en el baño, empezó a golpear la puerta.
-Dense prisa por favor, está intentando entrar en el baño.
La puerta cedió, y en el momento en el que se estaba abriendo, se oyó un disparo, y el ruido de un peso cayendo al suelo.
-¡Selena! ¡Selena! ¿Dónde estás?
-Aquí, pudo decir entre lágrimas Selena.
Cuando García entro en el cuarto de baño, se encontró a Selena tirada en el suelo, al lado de la bañera, agarraba con tanta fuerza el teléfono que los nudillos los tenía blancos, tenía la mirada perdida y no paraba de hipar y temblar.

-Selena, soy el agente García, ya está. Ya pasó, suelta el teléfono. Tranquila, ya está, suelta el teléfono.
Selena no podía parar de temblar, miraba al agente a los ojos, pero no podía ver ni oír nada, estaba paralizada por el miedo. Notó que alguien le cogía las manos, y, solo en ese momento, pudo reaccionar, se apartó bruscamente dando manotazos al aire y gritando a pleno pulmón. Al agente García le costó reducirla, la agarró las manos y la abrazó fuertemente mientras le decía una y otra vez que ya estaba a salvo. Cuando Selena reconoció la voz del agente, dejó de resistirse, y se abrazó fuertemente a él, mientras rompía a llorar y le decía que no la dejara sola.
-Quédate conmigo, por favor, no me dejes sola.
-Tranquila, no me voy a ninguna parte, pero tienes que levantarte, y ponerte algo de ropa.
A duras penas se pudo levantar, y cuando por fin estaba en pie, las fuerzas le abandonaron, y se desmayó en los brazos del agente, quien la llevó en volandas a la cama, y llamo, a una ambulancia.
Cuando Selena abrió los ojos, se encontraba en la cama echada, llevaba puesto un pantalón de chándal y una camiseta, miró a su alrededor, pero no estaba en la misma habitación de hotel, de repente, recordó lo ocurrido, y se puso en pie de un salto, buscó el teléfono, pero no lo encontró, ni su maleta, empezaba a latirle el corazón a mil por hora, y la cabeza empezaba a darle vueltas, no sabía dónde estaba, y, justo cuando pensó que le estallaba la cabeza, la oyó, esa voz, tan reconfortante y seductora, y que, desde hacía veinticuatro horas le resultaba tan familiar, era él, el agente García, estaba allí, y Selena respiró tranquila.
Selena abrió la puerta de la habitación, y como ella esperaba, en el saln estaba el agente García, estaba hablando por teléfono y miraba distradamente por la ventana, lo que Selena aprovecho para mirarlo descaradamente el culo, era el "culito" más apetecible que había visto en mucho tiempo, recorrió su ancha espada con la mirada, y se sorprendió imaginándose arañándola y recorriéndola con sus labios, y esa voz, dios como la estaba poniendo esa voz tan grave y seductora. El agente se movió, y Selena tuvo el tiempo justo de disimular mirando para la tele, que estaba encendida, y las noticias locales hablaban de un atracador herido en un hotel céntrico cuando fue sorprendido en la habitación de un huésped robando.
-¿Cómo te encuentras? Me diste un buen susto cuando te desmayaste, pensé que estabas herida, menos mal que el doctor dijo que fue el estrés del momento el único causante de tu desmayo.
-¿Un ladrón?
-Sí, solo un ladrón, no tiene nada que ver con la red de los Castori, pero no te preocupes, no te quedaras aquí, he solicitado ser parte de tu guardia personal, y te vas a venir a mi casa.
-¿A tu casa?
-No te preocupes, hay sitio de sobra, y así te tendré vigilada en todo momento.
-Bueno, tú eres el experto en eso. No puedo encontrar mi maleta, me gustaría darme una ducha y cambiarme de ropa, por cierto, esta ropa….
-Ah, tranquila, no he sido yo, dijo el agente algo nervioso, le pedí a las enfermeras que te vistieran.
-Oh gracias, dijo Selena sonrojándose, mi maleta, esta ¿Dónde?
-SI, tu maleta, está aquí, ten, le dijo dándole la maleta, te esperare aquí, ¿quieres que te pida algo de comer?, es ya medio día, y me han dicho en recepción que anoche no pediste nada.
-Pues ahora que me lo mencionas, sí que tengo algo de hambre, ¿puedes pedirme un sándwich vegetal y una cola light?
-Por supuesto, enseguida te lo pido, dijo descolgando el teléfono.
Selena se metió en la habitación, y soltó de golpe el aire, se apoyó en la puerta y respiró profundamente tres veces para intentar tranquilizarse, abrió la maleta y saco el neceser, se metió en la ducha y abrió el agua caliente, la dejo correr un momento, y se metió dentro Selena se ducho en tiempo récor, normalmente se tomaba su tiempo en lavarse el pelo con su champú de frambuesa, y luego se daba el suavizante de pelo, y se peinaba y se repeinaba y se re-repinaba antes de aclarárselo, y luego otro largo ritual para darse la hidratante corporal, pero esa vez, algo que se le remova en las entrañas la decía que no podía perder tiempo en bobadas.
Se puso el conjunto de ropa interior que se había comprado en womans secret, los vaqueros ajustados y la camisa de seda blanca, si, blanca, eligió esa a propósito, ya que con esa camisa, se le transparentaba el sujetador negro y rojo que se había puesto, y, casualidades de la vida, con las prisas y los nervio, no había cogido zapatos planos, así que, se tuvo que poner sus manolos de quince centímetros. Se peinó el pelo y se lo dejo suelto a medio secar, se puso la hidratante con color, y se dio un poco de colorete y de rímel, brillo en los labios y ya estaba lista. Selena miro el resultado en el espejo del baño desde todos los ángulos posibles, respiro hondo y salió al pequeño salón de la habitación.

García había pedido el sándwich de Selena y una hamburguesa triple XL para el con dos refrescos de cola, y la estaba esperando sentado a la mesa, había aprovechado el tiempo para hablar con su superior para decirle que se llevaba a Selena a su casa, pero que antes pasarían por comisaria para enseñarle las fotos de algunos miembros del clan de los Castori, por si haba los había visto alguna vez.

-Hola, hola, dijo el agente, vaya, te ha sentado bien la ducha, siéntate, acaban de traer la comida.
Selena se sentó a la mesa, sonriéndole, y, cogiendo su refresco, miro al agente Garcia a los ojos, y dejando caer los parpados coquetamente, se llevó el vaso a los labios, bebió un trago y dejo que una gota resbalara por sus labios, teniendo así que recogerla con la lengua, que movió de un lado a otro de su boca, volviendo loco al duro policía, que notaba como su entrepierna se endurecía por momentos.

-Por cierto, no se tu nombre agente García, y si voy a ser tu invitada, me gustaría poder tutearte, si no te importa, claro.
-Oh, es verdad, dijo aliviado, el cambiar de tema le calmaría el terrible dolor que sentía en la entrepierna, Me llamo Javier, y por favor, tutéame, me harías sentir muy viejo si no.
-Javier, me gusta, dijo alegremente, pues, si no tienes inconveniente Javier, me muero de hambre.
-¡por supuesto! Comamos, he pedido también patatas fritas, no se a ti, pero a mí me gustan mucho, me las comería de acompañamiento con cualquier cosa,
-Oh son mi perdición, pero no puedo comerlas, ya sabes lo que dicen de las patatas y del chocolate, cinco minutos de placer en la boca, y toda la vida en tus caderas.

Mientras comía su hamburguesa, Javier no podía dejar de mirar el sujetador que se veía tras de la blusa, y su pene empezó a palpitarle cada vez ms rápido, y cuando se limpiaba las comisuras de los labios con la lengua, la cosa no hacía más que empeorar, en cuanto lleguemos a casa, me voy a dar una ducha fría, pensaba una y otra vez, así no voy a poder trabajar, tengo que pensar en otra cosa.
Selena comía divertida el sándwich, veía lo incómodo que estaba Javier, y como resoplaba cada vez que se inclinaba sobre la mesa dejando ver su generoso escote, o cuando se pasaba la lengua por los labios.
Después de comer, Javier la llevo a la comisaria para enseñarle las fotos, pero Selena no pudo ser de mucha ayuda, salieron pocas veces a cenar o a tomar copas, y siempre salían solos, y nunca se habían encontrado con amigos de Marco.
Los del laboratorio le devolvieron el portátil, no habían encontrado nada acerca de Marco ni del clan Castori, el móvil todavía no se lo pudieron devolver, pero a Selena no le importo demasiado, lo que necesitaba para trabajar era el portátil, el móvil no lo necesitaba.

En el trayecto a casa Javier le dijo que era mejor que no fuera a trabajar en un par de días, por si estaban vigilando la oficina. Al principio Selena se negó, pero luego entendió que era lo mejor, y al final acabó cediendo. Desde el móvil de Javier llamó a Jaime para decirle que no podría ir en un par de días por que estaba visitando salas de fiestas y empresas de catering para la fiesta de los Marconi, después de prometerle un millón de veces que todo estaría a punto para el sábado, colgó y le devolvió el móvil a Javier.

La casa de Javier era una casa de una sola planta en un barrio de las afueras, tenía un pequeño porche al estilo americano, y un pequeño jardín, o eso había sido en su día, porque sólo quedaban unos hierbajos desperdigados por todos los lados. En la entrado había un pequeño hall, que tenía un pequeño mueble con un cenicero enorme, y a su lado un perchero de pie vacío, a continuación, estaba el salón, en el que había una chimenea, y frente a ella un gran sofá de esos modernos que se abren por todos lados, y una mesa de café en la que había unas revistas de policías. No había ni un cuadro colgado ni ninguna foto en ningún sitio.

-La cocina está detrás de esa puerta, y tu habitación será esta otra, dijo Javier abriendo una puerta, tiene su propio baño, así tendrás mas intimidad.
-Esta es tu habitación, y tú, ¿dónde dormirás?
-Oh no te preocupes, hay otra habitación abajo, el sótano está preparado con una cama y un baño.
-Pero no es justo que te quite tu cama, yo dormiré abajo.
-No, abajo tengo mi gimnasio particular, y no querría molestarte cuando me ponga a hacer ejercicio.
La imagen de Javier haciendo ejercicio todo sudoroso hizo que a Selena se le escapara un suspiro, y una vocecita en su interior no hacía más que decirle, -este espectáculo no te lo puedes perder Selena.
-Bueno, estás en tu casa Selena, si necesitas algo, pídemelo sin dudarlo, te dejo para que descanses, estaré abajo si me necesitas.
-Gracias Javier, la verdad es que no sé cómo voy a pagarte todo lo que estás haciendo por mí.
-Bobadas, es mi trabajo, lo hago gustoso, y el que estés a salvo es el mejor pago que pueda recibir, bueno, me voy abajo, tengo que hacer unas llamadas y algo de papeleo.
Selena se quedó apoyada en el marco de la puerta viendo cómo se alejaba escaleras abajo Javier, y, cuando estaba segura de que no la oía, dejó escapar entre suspiros,-No me dejes Javier.

Javier se quitó la camiseta y los vaqueros, y se puso el pantalón de deporte, estaba algo alterado, y machacarse el cuerpo era lo único que lo serenaba, bueno, eso y un buen polvo, y aunque por dentro se moría de ganas de arrancarle la ropa a Selena, y hacerla el amor como si no hubiese un mañana, sabía que era imposible, así que puso en marcha el reproductor mp3 y empezó a sonar Metallica, subió a la cinta y empezó a correr. Después de media hora de carrera, cogió los guantes y se puso a darle puñetazos al saco, se imaginaba que tenía delante a Marco Castori, y los puñetazos cada vez eran más fuertes, ¿cómo era posible que alguien utilizara así a una mujer como Selena?

Selena conectó el ordenador, y se puso a trabajar un rato, necesitaba distraer la cabeza con otras cosas, si no, al final, bajaría al sótano y se echaría a los brazos de Javier.
Tardó en poder centrarse, pero cuando o logró, el trabajo la absorbió de tal manera que no se dio cuenta de la hora que era hasta que Javier llamó a la puerta y entró con una bandeja en la que llevaba un filete de ternera a la milanesa y un botellín de agua.
-He pensado que tendrás hambre, son las once y media, y como no saliste cuando te dije que iba a hacer la cena, he pensado que a lo mejor querías estar sola.
-Vaya, ¿las once y media ya? No me he dado ni cuenta de la hora que es, y me hubiera gustado mucho cenar contigo, es que, qué vergüenza me da reconocer esto, pero estaba tan metida en el trabajo, que no me he enterado de que me llamabas.
-Bueno, a mí me pasa igual cuando hago ejercicio, se me pasa el tiempo volando, tranquila, no me enfado, bueno te dejo.
-No, no te vayas, me gustaría que me hicieras compañía un rato, si no te importa.
-No, claro que no me importa, dijo mientras se sentaba en la silla que usaba de galán de noche.
-Vaya, que buena pinta tiene, ¿lo has hecho tú? ¡Ummm esta delicioso!
-Bueno, mi madre me enseño a cocinar, soy hijo único, y siempre decía que su hijo no necesitaría a nadie para que le diera bien de comer, era una gran cocinera, y mejor mujer, y una luchadora. Se quedó viuda cuando yo tenía dos años, y toda la familia de mi padre la dio la espalda, creían que se había casado con él por su dinero, pero la verdad es que no tenía ni idea de que mi padre pertenecía a una de las familias más adineradas de la ciudad, asique tuvo que luchar para que no le quitaran mi custodia y para darme de comer, pero como ya te dije, era una luchadora y consiguió entrar a trabajar en un restaurante como ayudante, y en poco tiempo se convirtió en la chef principal. Una leucemia se la llevó en poco más de un año, hace mucho de eso, pero sigue doliendo como si se acabara de ir.
-Vaya, lo siento mucho, le dijo conmovida por cómo le había abierto su corazón de esa manera. Yo no tengo familia, bueno, tengo una tía que vive en la costa, pero a nadie más, mis padres y mi hermano mayor murieron hace cinco años en un accidente, dijo con la voz quebrada, nunca hablaba de ello, pero sentía que con Javier podía sincerarse igual que él lo había hecho hacía unos minutos. Fue en una cena familiar, estábamos en casa de los tíos de mi madre, todos los años preparaban una fiesta el último fin de semana de agosto, allí estaban disfrutando de una barbacoa en el jardín, cuando un tipo atravesó la verja del patio, y fue a aparcar encima de la mesa donde estaban sentados mis padres y mi hermano, iba borracho y drogado, pero como era el sobrino del alcalde, al final le cayó una condena de risa. Yo me libre porque estaba en el servicio con mi prima, hablando del nuevo ligue de la tía Obdulia, treinta años más joven que ella.

-Lo siento mucho, si puedo hacer algo.
-No te preocupes, ya hace quince años de eso, además, ya haces bastante con ofrecerme tu casa como refugio, estoy en deuda contigo.
-Bueno, no te entretengo más, ya te dejo que continúes con el trabajo, hasta mañana.
-¡Javier!
-¿si?
-Que estaba preguntándome, ¿te importaría que mañana hiciera ejercicio contigo?
-No, claro que no, cuando quieras bajas, será divertido estar acompañado por variar.
-Bien, gracias, hasta mañana.
Javier bajo las escaleras de tres en tres, y, sin desvestirse, se metió bajo la ducha.- ¿Pero qué has hecho imbécil, mañana cuando la tengas por aquí cómo te vas a contener?

Selena cerró el ordenador y lo guardó, se quitó la ropa, y se metió en la cama solo con la ropa interior, en lo más profundo de su ser, esperaba que Javier también hubiera notado la tensión sexual que había entre ellos, y que subiera para hacerla suya, aunque después de un rato esperando, se durmió pensando en el agente de policía que le estaba robando el corazn poco a poco.

Ninguno de los dos pudo pegar ojo en toda la noche, Javier subió varias veces hasta la puerta de la habitación, pero algo en su interior le decía que era mejor a esperar a resolver el caso, y con las mismas, se marchaba otra vez al gimnasio.
Selena a su vez se levantó varias veces con intención de bajar, pero al agarrar el pomo de la puerta, se frenaba, no quería que Javier la tomara por una cualquiera, y se metía en la cama otra vez, a dar mil vueltas pensando en Javier.

A la mañana siguiente, Selena se puso una camiseta y salió a la cocina, iba a recoger la cena que le había llevado Javier la noche antes, y de paso, prepararía algo de desayunar, ella no era de sentarse a desayunar, como siempre iba a carreras, con un café, u quizá un donut en la oficina, era suficiente, pero sentía que se lo debía a Javier, así que hizo zumo de naranja, preparo crepes y puso la cafetera a funcionar.
Cuando lo tuvo todo preparado, buscó una bandeja para llevárselo a Javier al sótano, lo colocó en la bandeja con cuidado, y bajo las escaleras despacio para no tirarlo todo, pero cuando llegó al sótano no había nadie, Javier no estaba por ningún lado, la cama estaba al fondo del sótano, y estaba hecha, -¿Javier? Pero no contestó nadie, dejó la bandeja encima de la cama, y abrió la puerta del baño con cuidado, -¿Javier, estás ahí?
-No, estoy aquí Selena, ¿pasa algo?
Selena se dio la vuelta sobresaltada al escuchar la voz de Javier a su espalda, -Ho, hola, te he preparado el desayuno, y al no encontrarte aquí abajo me estaba empezando a poner un poco nerviosa.
-Oh, lo siento, tenía que haberte avisado de que salía a correr, pero no pensé que fueras a madrugar tanto, apenas has pegado ojo en toda la noche.
-¿Y tú cómo sabes que no he dormido?
- Veras, te he sentido pasear por la habitación, empezabas a preocuparme, y en un par de ocasiones estuve a punto de subir por si te pasaba algo.- ¿Me has hecho el desayuno?
-Sí, espero que no te importe, es una manera de agradecerte lo que estás haciendo por mí.

Los dos se sentaron en la cama y tomaron las crepes el zumo y el café entre risas y bromas, hasta que Javier se dio cuenta de que Selena llevaba sólo la camiseta puesta, sin ropa interior, lo que hizo que su entrepierna se endureciera a una velocidad asombrosa, cosa que no le pasó inadvertida a Selena, que en el fondo se alegró al ver que no era la única que se excitaba al verlo, y de una manera descarada, dejó que la camiseta le resbalara por el hombro, dejando casi al descubierto uno de sus pechos. Javier al ver aquello se excitó como nuca, y su entrepierna le dolía más que un balazo, así que, sin aguantarlo más, cogió a Selena por el cuello, y la atrajo hacia su boca, y se besaron como dos colegiales ansiosos por demostrarse su amor, sus lenguas se entrelazaban de una manera frenética, y sus manos no sabían dónde quedarse, se tocaban y acariciaban todo el cuerpo. Selena le quito la camiseta a Javier, y empezó a besarle los pectorales, poco a poco, y bajando muy lentamente hasta llegar a la goma del pantalón de deporte, que empezó a bajar lentamente, dejando al descubierto la tremenda erección de Javier, al verla Selena, dijo.-Vaya agente García, este es el arma reglamentaria? Y sin dejarlo responder se la metió en la boca, lo que provoco un estremecimiento que le recorrió el cuerpo de arriba abajo a Javier, Selena se empleaba a fondo lamiendo y succionando el duro pene de Javier, quien la cogió de los hombros y la levantó, la arrancó la camiseta de un tirón, y tras tirarla en la cama comenzó a torturarla lamiéndola los pezones y acariciándola por todo el cuerpo. Javier empezó a bajar la mano lentamente, hasta que llegó al depilado pubis,-Vaya, depilada, me encanta, la dijo, y sin más la introdujo un dedo en la vagina, -Estas empapada Selena, y metió otro dedo, y, con el pulgar empezó a trazar pequeños círculos en el clítoris, lo que volvió loca a Selena, que estaba a punto de estallar, cuando de pronto, Javier se detuvo, cogió un preservativo de la mesita y rápidamente se lo puso, se puso encima de Selena, y sin previo aviso, la penetro de golpe, lo que hizo que Selena gritara, se retiró y volvió a penetrarla de golpe, esa forma de poseerla la estaba volviendo loca, y cuando se iba a correr, Javier se detuvo, y al ver la cara de desesperación de Selena, empezó su particular baile otra vez, pero esta vez iba aumentando el ritmo de las embestidas cada vez más, hasta que se Selena no pudo aguantar más, y estallo en un gran orgasmo, seguida de Javier, que se dejó caer al lado de Selena temblando por la emoción.

Javier se levantó de la cama, y se metió en la ducha, tenía que pensar en lo que acababa de pasar, dejo correr el agua por su cara mientras pensaba en cómo abordar el tema con Selena, no quería que lo que por un calentón se fuera a la mierda toda la investigación, pero ¿realmente había sido un calentón? Selena era una mujer muy guapa, sí, eso era indiscutible, pero cuando la tocaba y la besaba, y sobre todo cuando entró en su interior, sus entrañas se revolvieron de una manera extraña, no, no había sido solo un revolcón con una mujer de bandera, algo en su interior se había despertado. Se maldecía en silencio por la situación vivida, cuando unas manos le abrazaron por la espalda, -No te martirices, le dijo Selena besándole la espalda, los dos somos adultos y tenemos necesidades, yo no me arrepiento de nada de lo que ha pasado, y espero que tú tampoco. Javier no pudo evitar gemir cuando Selena le acaricio el pene, y notó otra vez esa sensación que luchaba por salir de lo más profundo. –Selena, no debemos…, eres una testigo protegida…, la investigación…, los compañeros…,¡A la mierda la investigación! Dijo dándose la vuelta y cogiéndola, Selena le enrollo las piernas en la cintura, y se agarró al cuello de Javier, quien con un certero movimiento, la empaló por completo contra la pared de la ducha, pero esta vez no hubo besos ni caricias, esta vez fue un asalto duro, salvaje, que los dos disfrutaron entre gritos, y que cuando estallaron en un orgasmo compartido, les hizo caer al suelo de la ducha, donde se quedaron un tiempo abrazados, mientras el agua se llevaba los restos de la pasin vivida hacia unos instantes.-Lo siento, no me he puesto condón. –Tranquilo, tomo la píldora le dijo sonriendo, además, nunca me han gustado.

Después de la ducha, Selena cogió el ordenador para trabajar, era miércoles y todavía le quedaban algunas cosas por zanjar para a fiesta de compromiso. Javier recibió una llamada y tuvo que marcharse a la comisaria para preparar el dispositivo de la fiesta, Selena tenía que asistir sí o sí, en eso Jaime no había cedido, y claro, no era plan de contarle que era posible que unos mafiosos anduvieran detrás de Selena, si se enterara, era muy posible que le diera el rey de los infartos, así que Javier tenía muy poco tiempo para preparar el operativo con agentes infiltrados en todos los rincones posibles de la sala de fiestas.
Selena mando los correos con todos los detalles a Jaime y al señor Marconi, tenía que dar su aprobación para empezar a preparar la decoración y el catering. A Jaime le encanto todo lo que Selena había pensado y conseguido con tan poco tiempo, en cambio el señor Marconi puso pegas en las flores de la decoración, querían tulipanes negros holandeses, pero después de contarle un rollo sobre que la única empresa que envía flores desde Holanda en tan poco tiempo no disponía de tantos tulipanes negros, y que era imposible hacerse con ellos de otra forma en tan poco tiempo, termino aceptando las rosas blancas, además, Selena le había dicho que eran mucho más románticas las rosas para una celebración de pedida de mano. En cuanto tuvo el consentimiento, Selena empezó a mandar correos a todo el mundo para ponerse en marcha, el viernes por la noche tenía que estar todo preparado y no les quedaba apenas tiempo.-Selena tesoro, después de esto te has ganado un fin de semana en un spa por cuenta de la empresa, le dijo Jaime. –Te tomo la palabra.

Javier llego pasadas las diez, y se encontró a Selena dormida en el sofá abrazada al ordenador, la miro largo rato pensando que podría enamorarse de esa mujer, le sonó el móvil, lo que hizo que Selena se despertara, contemplo a Javier mientras hablaba por teléfono, y se vio compartiendo su vida con él.

Selena sacudió la cabeza para apartar la imagen que se le había formado de ella y Javier compartiendo una vida juntos, y se incorporó en el sofá, espero a que Javier terminara de hablar, y, luego le pregunto que si le importaba que esa noche hiciera ella la cena, como agradecimiento por todas las molestias que le estaba causando, Javier no pudo decirle que no, y emocionada como una niña el día de reyes, se fue a la cocina,-Te vas a chupar los dedos, hago una tortilla que quita el sentío, le dijo guiñándole un ojo. Ese gesto hizo sonreír a Javier, quien para evitar la tentación de tomarla allí mismo en la encimera de la cocina, se fue al gimnasio, donde, con la música por todo lo alto, se lo a puñetazos con el saco.

Después de cenar y recoger la cocina, se sentaron en el sofá a tomar un café. Selena le dijo que por la mañana tendría que ir a casa, necesitaba coger ropa para la fiesta de los Marconi, si no aparecía, el señor Marconi podría romper el contrato, y si eso pasaba Jaime la patearía el culo tan fuerte que la sacaría del mapa.
-Creo que no es buena idea, sería mejor que fueras a comprarte un vestido nuevo antes que volver a tu casa, seguro que están esperando a que vuelvas.
-En esto no voy a ceder, no pienso comprarme un vestido de noche nuevo, ¡cuestan una pasta! Tengo uno que todavía no he estrenado, y mi economía no es tan boyante como para comprar vestidos a lo loco.
-Pero ¿no entiendes que es peligroso?
-Oh venga solo será entrar y salir, ni cinco minutos tardare, le dijo poniéndole ojitos.
-No se te ocurra ponerme ojitos, porque no vas a ir, si tan importante es llevar ese vestido, dime donde esta y yo iré.
-¡Ah no! Ni loca te voy a dejar que revuelvas mi ropa interior, no solo necesito el vestido, le dijo sonrojándose.
-Vaya, vaya, pero si resulta que la señorita López es pudorosa, dijo divertido, no parecía que te importara mucho que tocara tus intimidades ayer.
-Eso, eso es distinto, fue un calentón, me deje llevar por la lujuria, y, y ¡tú me provocaste!
-¿Qué yo te provoqué? Perdona, pero yo no soy el que va por toda la casa solo con una camiseta y sin nada debajo.
-Bueno, eso fue un fallo, dijo bajando la mirada, en mi casa siempre voy así, y lo hice sin darme cuenta.
-No te preocupes, dijo Javier después de un silencio algo incómodo para ambos, yo también me deje llevar, pero te aseguro que no volverá a pasar.
-Si claro, es lo mejor para los dos, dijo Selena algo desilusionada, en el fondo de su corazón, ansiaba poder estar con Javier, que la tomara en sus brazos y la hiciera suya allí mismo en el sofá, y en la cocina, y en la ducha, y en la cama….
-Selena, Selena, ¿te encuentras bien? Le dijo Javier al verla con la mirada perdida en la nada.
-Sí, sí dijo saliendo de su fantasía, pero entiéndeme, no puedo fallarle a Jaime, si no me va a despedir, y ya me dirás que hago si pierdo el curro, dijo tragando el nudo que se le había formado en la garganta por la mezcla de emociones que estaba sintiendo.

Javier la miro un momento, y al ver en sus ojos lo desesperada que se encontraba, tuvo que dar su brazo a torcer,-está bien, pasaremos por la mañana, pero date prisa.
-Gracias, gracias, dijo echándose a sus brazos, te prometo que no tardare ni cinco minutos, buenas noches Javier, y sin más, se levantó y se metió en la habitación.

Javier se levantó del sofá maldiciendo por haber cedido, y por la ereccin que tenía,- si sólo me ha abrazado, y se me ha puesto dura, espero que esto acabe pronto, si no, no sé cómo voy a soportarlo.

A la mañana siguiente fueron a casa de Selena, cuando entraron, el estómago se le encogió, todo seguía tirado, y el polvo para las huellas lo cubria todo, un nudo se le empezó a formar en la garganta al pensar que solo había sido un juguete para Marco, una tonta a la que engañar.
-Selena, le dijo Javier, coge lo que necesites y vámonos, no nos podemos quedar mucho tiempo.
-Sí, vuelvo enseguida. Selena entro en la habitación, abrió el armario con temor de que su caro vestido de noche hubiera corrido la misma suerte que la mayoría de su ropa, y estuviera hecho un ovillo en algún rincón, y, respiro aliviada al verlo colgado en su funda, lo cogió y busco los zapatos de Jimmy Choo, el bolso de fiesta y algo para maquillarse y peinarse, cogió su perfume de Channel y salió del apartamento.

-¿Estas bien?
-Sí, solo pensaba que cuando esto acabe tendré que pedir una semana de vacaciones para limpiar mi apartamento.

El viaje de vuelta lo hicieron en silencio, Selena estaba pensativa y decada al revivir todo otra vez, y Javier pensó que era mejor no remover las cosas.

Javier se ducho y afeitó, y se puso el traje de las bodas, era un traje normal, de los baratos, y era el único que tenía, solo se lo ponía en las bodas, así que no necesitaba más que uno.
Selena se ducho, se puso la crema hidratante y se rizo un poco el pelo, se maquilo los ojos ahumados y se puso rímel y colorete, y para acabar, el lpiz de labios rojo pasión que Marta le había regalado en Navidad. Despus saco el vestido de la funda, y se lo puso, era un vestido largo de gasa y pedrería y de corte sirena, tenía la espalda al aire, se puso los zapatos y miro el resultado en el espejo del baño, respiró hondo y salió al salón, donde la esperaba Javier.

Al verla Javier se quedó sin Habla, llevaba un buen rato intentando hacerse a la idea de que Selena estaría preciosa, pero al verla, se dio cuenta de que todo lo que había imaginado sé que daba corto, ante el Selena parecía una diosa, hasta le pareció ver que tenía un resplandor a su alrededor.

-Bueno, ¿qué te parece?, ¿crees que voy muy arreglada?
-¿Eh? ¡No! No, estas muy guapa Selena, seguro que te confunden con la prometida del pavo ese, le dijo intentando relajarse y quitar tensión al momento.
-Venga, tenemos que salir ya, si no van a llegar los invitados antes que yo, y quiero comprobarlo todo antes de que lleguen todos.
-Señorita, dijo Javier ofreciéndole el brazo con una sonrisa que cautivo a Selena, será un placer ser su acompañante esta noche.

Llegaron al Álamo con bastante tiempo, Selena comprobó que no faltara nada y que todo estuviera perfecto, y Javier comprobó que el operativo de seguridad estuviera preparado.

Poco a poco fueron llegando los invitados, todos pasaban y comentaban el buen gusto de la decoración de la sala, y lo acertado del catering, mezcla de comida italiana y española, cuando el señor Marconi llegó, lo que vio lo dejo sin argumentos para protestar, le costó admitirlo, pero Selena había acertado en todo, hasta la música le gustaba. Para la recepción un cuarteto de cuerda tocaba música clásica, y, después del anuncio oficial del compromiso, el cantante Sandro, Muy de moda en Italia, daría un pequeño concierto.
Todo iba como la seda, hasta que Selena se quedó de piedra al ver entrar a los prometidos, ella era una rubia recauchutada con los labios a lo Carmen de Mairena, embutida en un vestido blanco tan ajustado que Selena dudaba si podría respirar por mucho tiempo. Y el, él era Marco, su Marco, el Marco que le había destrozado la vida.

A Selena le empezó a faltar el aire, el corazón le latía a mil por hora y parecía que se le iba a salir del pecho de un momento a otro. Miro en todas las direcciones buscando a Javier, de repente sentía que lo necesitaba a su lado, pero no podía encontrarlo, tenía que salir de allí, se dirigió a los baños, era el único sitio en el que podría esconderse hasta que Marco se quitara de la puerta de salida, ya había llegado casi a la puerta, cuando oyó que la llamaban a su espalda, Selena se paró en seco, y al girarse, allí estaba, El señor Marconi, con una sonrisa de oreja a oreja le iba a presentar a su hijo y a la recauchutada de su prometida.
Respiró hondo y se acercó, Ante todo eres una profesional, se repetía como un mantra mientras se acercaba a ellos.
-Señor Marconi, ¿algún problema?
-Oh no señorita López, al contrario, todo está perfecto, solo quería presentarle a los protagonistas de la velada, mi Hijo Marco y su prometida Floreta.
-Encantada les dijo dándoles la mano, y felicidades por su próxima boda, les deseo una vida llena de amor y felicidad.
Marco no sabía cómo reaccionar, no esperaba encontrarse allí con Selena, y verla tan indiferente le dolió, en el fondo esperaba que si alguna vez la volvía a ver, ella le llamara de todo, y aguantaría hasta que lo diera algún bofetón que otro, pero la frialdad con la que lo miró, para eso no estaba preparado.

Selena se disculpó y se marchó con la excusa de ir a ver si estaba todo bien en la cocina. Entro en la cocina, y se apoyó en la pared para no caerse, le temblaban las piernas, y tenía unas ganas terribles de llorar. Javier entro detrás de ella, la había visto ir casi corriendo hacia la cocina, y la había seguido para ver que la pasaba.
-Selena, ¿Qué ocurre?
Al verlo, Selena rompió a llorar, y se abrazó a Javier,-Está aquí, Marco está aquí, es el hijo del señor Marconi, me lo acaban de presentar, y ha hecho como si no me conociera de nada.
-Tranquila, ¿tú le has dicho algo?
-No, yo también he hecho como si no lo conociera de nada, le he dado la mano, los felicite por la boda y me he venido a la cocina, te busque, pero no podía encontrarte, y no sabía qué hacer.
Javier la estrecho entre sus brazos, y después de un rato, cuando ya estaba más tranquila, le dijo que tendría que intentar hablar con Marco a solas, para intentar que se descubriera él solo. A Selena esa idea no le hizo mucha gracia, estar a solas con Marco no le gustaba, pero luego, pensado fríamente, acepto, ahora lo que más quería era ver a Marco pagar por lo que le había hecho.
Más tranquila, y dispuesta a desenmascarar a Marco, cogió aire y salió de la cocina.
-¿Algún problema en la cocina? Dijo Marco
Selena paró en seco al escucharlo, pero con la sonrisa más falsa que haba puesto en su vida, se volvió y le dijo – No, ninguno, todo está perfecto.
-Pensé que algo no iba bien, has estado dentro mucho tiempo.
-Bueno, no tengo por qué estar de cara al público todo el rato, no es mi fiesta, eso os toca a ti y a esa recauchutada que tienes de prometida, que por cierto, creo que te está buscando.
-Selena
-Señorita López, si no le importa señor Marconi, ¿o era Castori?
-Sele… señorita López, usted no tiene ni idea de lo complicada que es mi vida.
-O sí, sí que debe ser muy complicada, estas forrado, tienes una novia que da pena verla de lo siliconada que esta, y claro, como en España no te conocía nadie, cogiste a la primera tonta que cayo rendida ante tu acento italiano para divertirte con ella, y luego, cuando te cansaste de jugar con ella, te largas sin decir nada, dejando mi apartamento patas arriba. `Por cierto, ya me estas devolviendo mi Tablet. Si, muy complicada tu vida. ¿No te paraste a pensar en el daño que podías hacer? No, claro que no, para ti solo era un pasatiempo, nada más.
-Yo no quería que pasara así, pero la familia, déjalo no lo entenderías.
-Claro, soy tonta y no entiendo nada, por eso no merezco explicación ninguna.
-Yo no he dicho que seas tonta.
-Lo estas insinuando al no darme explicaciones, le dijo apretando los dientes por la rabia contenida.
Selena lo miro a los ojos un instante esperando que hablara, pero al ver que Marco agachaba la cabeza, le dijo, -¿Sabes? No pensaba que fueras un cobarde, y dándose la vuelta se marchó al servicio.

Estuvo un rato sentada respirando hondo, para ver si se calmaba, cuando la puerta se abrió y entraron Floreta y su madre.
-La fiesta es preciosa mama, me están entrando ganas de decirle a la organizadora que se encargue de la boda también, fíjate lo que ha hecho solo con una semana de tiempo.
Selena resoplo al escucharlas, era lo que le faltaba, prepararla la boda también, pues no pensaba hacerlo. Pero, qué demonios, se supone que son italianas, como es que hablan español y no tienen acento.
-No creo que sea buena idea, creo que Marco le ha echado el ojo, ¿no querrás que vuelva a engañarte?
-No creo que le queden ganas, ahora su familia no tiene poder ninguno, y no creo que quiera enfadar a papá, y si aún así tiene ganas de jugar a médicos con otra, con matarla todo arreglado.
Selena tuvo que taparse la boca con las dos manos para no gritar después de oírlas.
Las dos mujeres salieron del Baño, y después de esperar un rato, salió ella, para contarle a Javier todo lo que había escuchado.
-Selena, espera.
-Ahora no Marco, tuviste tu oportunidad antes y no quisiste hablar, ahora soy yo la que no te quiere escuchar.
-Para por favor, dijo mientras la sujetaba del brazo, tuve que hacerlo, si sabían de ti te acabarían matando.
Selena para en seco al escucharlo,- ¿Qué has dicho?
-Sí, es Floreta, está loca, su padre le consigue todos los caprichos, y esta vez su capricho soy yo, y si no accedía a casarme era capaz de hacerte daño.
Selena aguantó la compostura, y con una carcajada, con un tirón soltó su brazo, y le dijo, -¿de verdad piensas que me lo voy a creer? Podías haberme dicho cualquier otra cosa, ¿pero una loca que mata por ti?
Selena no pudo acabar, de repente un ruido sordo, y dolor, dolor en la espalda, Selena cayó al suelo, y, justo detrás, estaba Floreta apuntando con un revolver a Marco.
Después todo ocurrió muy rápido, los policías encubiertos sacaron sus armas para detener a Floreta, quien al ver a los policías, empezó a disparar en todas las direcciones, los hombres de Marconi sacaron sus armar, y empezaron a silbar balas por toda la sala de fiestas. Javier había empalidecido al ver que Selena caía al suelo y sangraba por la espalda, sangraba mucho, intentaba acercarse a por ella, pero estaba en medio de la trayectoria de las balas, así que dio una orden a algunos de sus hombres, que , cogiendo unas mesas, improvisaron unos escudos para acercarse hasta Selena.
-Selena, Selena, la llamaba mientras la buscaba el pulso, vamos nena, no te vayas, quédate conmigo, tenemos una conversación pendiente.
Después de un rato cesaron los disparos, y los de emergencias pudieron entrar para atender a Selena.
-No le encuentro el pulso, les dijo cuando llegaron.
-Tranquilo, déjenos a nosotros por favor.
Javier se separó a regañadientes, pero se quedó cerca observando a los médicos.
-Pulso débil, ha perdido mucha sangre, la tenemos que llevar al hospital para operarla, hay que parar la hemorragia. La subieron a la camilla y la llevaron a la ambulancia, que voló para llegar cuanto antes al hospital.
Cuando Javier llego Selena estaba en quirófano, su estado era crítico.
Javier iba de un lado a otro de la sala de espera, cuando una enfermera entro preguntando por algún familiar de la señorita López.
-Soy el agente Garcia, la señorita López no tiene familia.
-Ha perdido mucha sangre y necesita una transfusión, no nos queda sangre del 0+.
Yo se la doy, soy 0+.
-Estupendo, sígame agente esto sí que es una suerte.
Javier donó su sangre con mucho gusto, y mientras se llenaba la bolsa pensaba que el destino los había querido juntar, hasta tenían el mismo grupo sanguíneo.-No te voy a dejar escapar Selena, ahora más que nunca quiero que te quedes a mi lado.
Los días siguientes a la operación se le hicieron muy largos a Javier, tuvo que ir a comisaría para todos los tramites de la detención de los mafiosos que no habían muerto en el tiroteo, por suerte, ni Florete ni sus padres habían sufrido daño alguno, y a Marco, solo lo tuvieron que sacar una bala del culo, todos estaban detenidos, y el fiscal tenía suficiente para tenerlos a la sombra mucho tiempo.

Al quinto día, Selena abrió los ojos, al verse en el hospital se asustó, pero luego vio a Javier dormido en el sillón, y poco a poco empezó a recordar todo, el día de la fresa, su apartamiento todo revuelto, el ladrón del hotel, la casa de Javier, el gimnasio, la ducha, la fiesta, y luego, nada, hasta que volvió a abrir los ojos en el hospital, y vi a Javier.
-Hola le dijo éste al verla despierta, vaya siesta te has echado dormilona.
-¿Cuánto llevo?
-¿Dormida? Cinco días, ya pensaba que te había picado la mosca esa del sueño, le dijo sonriendo. Como te encuentras.
-Un poco mareada, y sedienta.
-Iré a avisar a la enfermera, vuelvo enseguida.
La revisión de los médicos se le hizo eterna a Javier, cuando por fin pudo entrar en la habitación, se encontró con una Selena sonriente.
-Vaya, veo que te ha vuelto el buen humor.
-Gracias, me han contado lo que hiciste por mí.
-No fue nada, tú lo hubieras hecho por mí.
-En serio, muchas gracias por estar aquí todos los días.
-No fue nada, sentía que tenía que estar aquí, después de todo, eras mi protegida, y tenía que asegurarme de que te ponías bien, sino, imagínate que mal iba a quedar eso en mi expediente, le dijo con una risa nerviosa. Bueno, y cambiando de tema, ¿qué te dijo el médico?
-Pues que todavía tendré que estar aquí un par de días, pero luego me puedo ir a casa, de pronto, Selena se acordó de cómo estaba su apartamento, y mirando a Javier, confeso,-No quiero ir, Javier, no puedo volver a mi apartamento.
-Pues no vuelvas, si quieres puedes quedarte en mi casa, haya sitio de sobra ya lo sabes, y puedes quedarte el tiempo que quieras, dijo con una nota de esperanza en la voz.
-¿No te distraeré con mi manera de vestir? Dijo con una pícara sonrisa.
-Deseando estoy que me distraiga, contesto Javier con la voz algo ronca al recordar a Selena con la camiseta encima de la cama del gimnasio.
-Bueno, pues en ese caso, dijo atrayendo a Javier hacia ella, será un autntico placer distraerte, agente García, y los dos se fundieron en el beso más cálido y apasionado que jamás se dieran.


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