: Siempre juntos

Nombre*:Verónica Colín Meléndez
Género*:Desvarios
Título*:Siempre juntos
Cuento:
Siempre juntos

Parece que la vida se ha empeñado en unirlos. A pesar de haber estudiado diferentes profesiones, esa costumbre de vivir bien los ha llevado a buscar un ingreso extra… Y es ahí donde se han encontrado nuevamente.

Las cinco de la mañana es su hora de reunión, aún en primavera hace frío de madrugada así que los abrigos, bufandas, suéteres y guantes son de lo más común. Los espacios a los que se dirigen no van más allá de dos horas y media de camino, es hermoso contemplar como amanece en el trayecto.

Cada profesor da cátedra según su área de estudio, de paso ocurre una charla en el lugar donde desayunan antes de llegar a la clase… Tantas anécdotas, consejos para tener comunicación con los alumnos en un clima de cordialidad y respeto; antes de partir nuevamente acuerdan la hora de salida para no incomodarse entre sí.

Queda un poco de recelo al saber que ninguno siguió los pasos del otro y que solos tuvieron que librar la batalla de su formación académica. Afortunadamente todo se olvida pronto. Las risas, el sueño que los sorprende de regreso, alivian las heridas que el alma pudiera tener.

Ya no pesa el hecho de saber que quien te gustaba se ha casado con otra persona, a estos años el matrimonio es sólo un contrato que resguarda los intereses económicos y si por qué no, también la llamada puntual para saber cómo estás; quizá la amable compañía que te espera de regreso del trabajo.

Aunque aún no se manifiestan arrugas, las canas comienzan a asomarse en el marco del rostro. Por supuesto las damas lo negarán a toda costa aludiendo que su cabello es natural y que ese destello de madurez no aparece todavía para ellas.

Cuantos recuerdos… Entre la quema del libro y la quema de batas como imagen efímera se asomaban sus caras… Bailando con otros, sonriendo con otros. La infancia se había olvidado por completo hasta que nuevamente el Colegio los unió.

Esta vez no se dejarían arrebatar por la vida los amigos que tan escasos son. Sin importar demasiado lo que ocurriera en casa, como travesura de chiquillos la sesión terminaría en algún restaurante sólo para festejar que aún respiraban o en el domicilio de algún solterón que abriría el baile para terminar hasta la media noche.


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