: Corralón


Nombre*:César Flores Ambukka
Género*:Microrrelato
Título*:Corralón
Cuento:
Corralón
Es viernes y la actividad en el corralón se hace agitada, como todos los viernes llega el camión lleno de vidrios y los Hernández caminan nerviosos de un lado a otro; se puede oler su nerviosismo en todo el corralón mucho antes de siquiera abrir el portón para que ingrese el camión.
Atento vigilo cada movimiento del portón, atento, por si hay que meterle diente a cualquier invasor, esperando que alguno de los Hernández me llame "Catatumbo", porque es el nombre con el que me llaman ellos. Porque para nosotros los perros, mi nombre es "Ojos de hombre" y aunque parezca insólita esa duplicidad de nombres es algo normal para nosotros; los perros tenemos un nombre por el que nos comunicamos y otro por el cual nos llaman los hombres y estoy acostumbrado. Nací en este corralón como casi todos aquí, convivimos con los Hernández.
"Cochino" le llaman los Hernández pero entre nosotros le llamamos Aparecido y la razón es que hace un año atrás desapareció y nunca nadie supo porque lugares anduvo , luego una noche hizo su reaparición como un fantasma para comportarse luego de una forma muy extraña, es común verlo revolcarse sobre la basura y en especial sobre los restos de otros animales muertos, regresa siempre con huesos o restos de pellejos de perros o gatos en el hocico para comerlos en su esquina del corralón, es la parte más sucia en donde todo huele a carroña a menudo cuando llega con algo mal oliente en el hocico alguno de los Hernández lo larga y lo hace correr a punta de gritos y él corre para esconderse, luego lleva fuera del corralón su carroña para después de un rato regresa encorvado de lomo y murmurando que uno de estos días se vengará y que uno de los Hernández será su comida, los ojos rojos y la saliva humeante mal oliente se convulsionan en su hocico cada vez que le retan, termina acomodándose en su mal oliente agujero en la esquina del corralón entre las botellas de vidrio que nunca nadie mueve, tal vez serán las inservibles o simplemente son botellas mal olientes.
A mi me llaman Ojos de hombre, porque dicen que mis ojos están más cerca de parecerse al de los hombres que al de los otros perros ¿Será por eso que los Hernández me tratan diferente?
Con los Hernández vivimos varios en el corralón El Viejo al que los Hernández llaman Shazán lleva con ellos muchos años; dicen que llegó con ellos desde otro corralón y que es padre de algunos de nosotros, es el único al que le permiten entrar en la oficina o en la casa del fondo; por lo demás a los otros perros no nos dejan otro de los que también vive aquí es Encadenado los Hernández le llaman algo así como "Furia" o "Furiano", es difícil precisarlo los humanos hablan diferente cada día hay que prestarles mucha atención para diferenciar lo que dicen. Encadenado, desde que recuerdo el siempre a estado encadenado. Dicen porque cuando llegó al corralón le entró por morder a todos por ese motivo lo encadenaron junto a los cilindros con agua para que los cuide.
El corralón es mi territorio mi hogar, es lo que conozco está ubicado en la margen derecha del río al que llaman Chillón pero no es el único corralón existe en este lugar hay varios en donde hay otros como nosotros.
Nosotros somos la jauría los del colmillo pelado los Hernández nos llaman "perros". Controlamos esta margen del rio desde el puente hasta el colector siempre en lucha contra los de enfrente los apestosos y su líder de jauría "El Toro diablo", viven en el corralón de los Mamani. Los Mamani no los consideran mucho, es sabido que ellos buscan su comida entre los desechos que vierten los camiones más allá del puente la mayoría de ellos son un desastre llenos de garrapatas y pulgas; dicen que hasta se comen entre ellos o a cualquier otro que tenga la mala suerte de caer en su territorio nosotros les tememos en algo, salvo Aparecido es el único de nosotros que no les respeta por el contrario son ellos que le temen, le llaman por el nombre de ¡Excremento! y se le apartan cuando lo ven pasar no sin antes encorvarle el lomo y gruñirle.
A veces me pregunto para que guardan tanto vidrio los Hernández si este ni siquiera se puede comer, no importa pero nuestro deber es cuidar el vidrio por las noches, mientras ellos duermen.
Acabo de ver al Viejo, parece que está enfermo, las patas traseras le tiemblan mientras duerme y a veces no se despierta cuando hay ruido, es como si no escuchara u oliera que pasan por la frentera de nuestro corralón. Hemos visto que cuando las patas traseras tiemblan, es porque uno esta enfermo y poco después no tienen control de las otras patas y empieza a oler a muerte en el corralón.
Hoy es viernes ya amaneció y el Viejo no ha ladrado como de costumbre. Encadenado contó que vio cuando se lo llevaban de madrugada en la camioneta el mayor de los Hernández lo llevaba en brazos, el pobre Viejo iba llorando como cachorro las patas del viejo colgaban como de muerto; es más que seguro que el viejo fue a morir adentro en la casa y se lo llevaron a enterrar o a botar al rio, eso convierte a Encadenado en el jefe de la jauría aunque sé que nunca lo desencadenarán porque cada vez que lo han hecho termina por morder a los del camión o a alguno de los del corralón y me parece que ese es otro de los que está deseoso de comerse a alguien. Susurra algunas veces que desea comerse al cachorro de los Hernández; al que han parido hace poco aunque cualquiera de nosotros lo haría por su delicioso aroma a leche y caca fresca pero ni pensarlo si algo le pasara a ese cachorro Hernández; seria nuestro último alimento además en este lugar no nos falta la comida, el camote colorado y las menudencias es lo que más abunda.
Ya está entrando la noche y la neblina nos invade el corralón trayendo los aromas lejanos del rio las fogatas, los otros corralones. Hoy nos abrieron la puerta para que salgamos a olfatear solamente se quedaron Cachorro el menor de la jauría y Encadenado. Aprovecharemos para ir a mear, todo lo que podamos mear, en la frentera de los Mamani así todos sabrán que este es territorio del colmillo pelao.
Frente en la otra margen, nos vigila El Toro Diablo, el más grande y negro perro que halla conocido; brillante por el reflejo de la luna sobre su pelaje me pone nervioso su presencia su olor, así sea a una distancia prudente, lo pecho para luego hacer el ademan que escarbo con mis patas trato de levantar la mayor polvareda posible para hacerle saber que aunque él se vea atemorizante no saldrá tan bien librado en caso que se enfrente conmigo.
Aparecido corre a toda prisa cruza el puente y se acerca sin detenerse a Toro Diablo toma impulso y se abalanza sobre el cuello clavándole sus colmillos, Toro Diablo reacciona sacudiendo el cuello y sacudiéndose de Aparecido, El olor a lucha se mezcla con el aire; la sangre ya brotó es hora de pelear nomas corremos siguiendo el camino de Aparecido. De pronto del corralón de los Mamani salen dos perros casi tan grandes y feroces como el Toro Diablo; por el olor diría que son sus cachorros pero eso me tiene sin cuidado eh aprendido que a la hora de la mordedera, no importa nada, solamente quien muerde más fuerte, los que salieron no eran tan fuertes ni feroces así que de unos cuantos mordiscos los hicimos correr con el rabo entre las patas cuando viré el lomo hacia donde estaba Aparecido lo vi con la patas sobre el estomago del Toro Diablo que estaba de espaldas a la tierra con el hocico abierto y la lengua que le colgaba de un lado del hocico como un rabo, Aparecido había vencido al terrible Toro Diablo Aparecido tenía los ojos más rojos y brillantes que de costumbre; el calor y el fuerte olor a muerte que despedía se podía sentir a distancia, luego hizo el ademan que se retiraba pero bruscamente mordió una de las orejas del Toro Diablo y sacudiéndola salvajemente se la desprendió con la oreja en el hocico y moviendo el rabo como un cachorro feliz emprendió el retorno por el puente a nuestra propia margen del rio, por lo propio me dediqué a mearlo todo; la puerta del corralón de los Mamani, al mismo Toro Diablo que aun seguía en el suelo junto a los otros dos cachorros.
Ahora los Hernández han traído una hembra al corralón, Ellos le llaman princesa pero nosotros aún no le hemos puesto nombre, Ella ya está en edad de cruzarse me gusta su pelo es brillante y pegado al lomo. Es blanca como la espuma del rio unas patas robustas y bien formadas
Sería realmente la hembra perfecta si no fuera por que algo en ella no me termina de agradar. Tiene buen olor sus ladridos son agradables pero aun así no me agrada y es por eso que mantengo mi distancia, por parte de los demás ellos están muy arrechos con la nueva hembra; es el primer día de ella en el corralón y ya hubo un par de peleas entre nosotros.
Hoy es viernes, me despierta el silencio en el corralón me encuentro solo los demás no están y tampoco la hembra ni siquiera Encadenado, no hay rastro ni de sus cadenas los Hernández aún no parecen preocupados por la ausencia de los demás aprovecho que abren el portón para salir a olfatear saber algo del paradero de los demás; miro hacia el corralón de enfrente y parece que tampoco están los perros de los Mamani. No puedo percibir ningún olor ni sonido eh llegado hasta el puente me acerco y meo la puerta del corralón de los Mamani pero no escucho ninguna réplica por parte de nadie ni de Toro Diablo ni sus cachorros.
Es de noche y la neblina empieza a correr por todos lados esta noche se siente algo tibia extraña con cierto olor a desesperación, engaño y olvido.
Me agacho y aguaito por debajo del portón, por el agujero que hizo hace mucho tiempo Aparecido para escapar cada vez que podía y pude ver a la perra blanca más blanca que nunca ,con ojos mas blancos que su blancura , esta en la neblina brillante, seguida por Toro Diablo, cachorro, Shazán, Encadenado arrastrando su cadena, seguido por los demás incluyendo a los del corralón de los Mamani , corrían y sus pisadas eran mudas, silenciosas con una presencia irreal, luego la perra blanca detuvo su marcha miró con dirección al portón y se que me olfateó para luego seguir su paso seguida por los demás, perdiéndose entre las cañas que rodean el rio un rato más tarde pude ver que Aparecido pasaba olfateando la neblina en dirección contraria; encorvado con sus ojos rojos, más rojos que nunca, con su hocico lleno de saliva espesa y mal oliente, esa fue la última vez que los vi a todos deslizarse silentes en la neblina.
Han pasado muchos viernes y el corralón ahora está lleno los Hernández trajeron otros perros y ahora soy quien domina el corralón, a veces me pregunto * ¿por qué me dejaron y no fui con los demás?
Será que soy diferente y veo más que los otros, por que soy Ojos de hombre el perro que domina el corralón….
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