: EL CHIVATO

Nombre*:TATIANA JOSEFINA MARTÍNEZ VÁSQUEZ
Género*:Suspenso
Título*:EL CHIVATO
Cuento:
EL CHIVATO
(Dirigida a niños y niñas mayores de 7 años)
Esta historia que les voy a contar, me la narró mi papá hace muchos años. Don Luis Martínez, un hombre fuerte, valiente, astuto, impetuoso, trabajador y sobre todo buen padre. Junto a mis hermanos José (cariñosamente le decimos Chunclo) y Orlando (a quien le digo El Terror del Llano porque es más enamorado…) acostumbraban a salir de cacería por los bosques de los llanos socorreños.
Una tarde se acababan las provisiones en la cocina y Don Luis le dijo a los muchachos:
- Vamos a tener que salir a cazar aunque sea un cachicamo(armadillo) porque se acabaron las provisiones - Doña Carmen deme un trago de café que me voy pal´ monte.
Mi madre le sirvió el café y también le dio a los muchachos, quienes estaban arreglando lo necesario para la cacería: una escopeta, las linternas, unos sacos, unas trampas para cachicamos, un machete para cortar ramas o por si aparecía una culebra, una botella con agua y un pito para imitar el balido de un venado.
-Nos vemos en la noche Doña- le dijo mi papá a mi madre quien les echó la bendición y les deseó suerte, recordándoles que tuvieran cuidado.
Eran casi las 6 de la tarde cuando salieron. El recorrido era a pie porque era una zona boscosa. Aún el sol iluminaba la llanura. Pasaron una cerca alambrada y allí frente a ellos estaba una hermosa laguna, había un árbol repleto de garzas blancas que engalanaban la tarde.
Don Luis se fijó en dos madrigueras (cuevas) en el suelo y le dijo a los muchachos que metieran las trampas para que cuando los cachicamos trataran de salir quedaran atrapados en ellas. Así lo hicieron y caminaron un rato más.
Pasó media hora y regresaron a sacar la primera trampa sin imaginar la tremenda sorpresa que se llevarían… ¡En vez de un cachicamo había una gran serpiente de cascabel muy molesta! Lanzaron la trampa al suelo y ésta se abrió, la serpiente salió pero en vez de atacar se fue.
José y Orlando casi pierden las linternas del susto, ni se acordaron del machete que cargaban en un saco.
- ¡Caramba, no parecen hijos míos! ¡Saquen la otra trampa muchachos!
Con una rama seca engancharon la trampa y dentro estaba un cachicamo de buen tamaño, pero no quedaron conformes y decidieron adentrarse en una zona más tupida de árboles. Caminaron casi una hora y encontraron una gran laguna, había luna llena y ésta se reflejaba elegantemente en este gran espejo de agua. Don Luis les dijo a los muchachos que allí iban a beber agua algunos venados, porque había huellas en la orilla.
Había una gran mata de mango cargada de los jugosos frutos. Lo que podía atraer a otros animales y aumentaría su posibilidad de tener una mejor cacería. Por lo que decidieron trepar a la mata y esperar a que llegara algún animal a comer los frutos caídos o a beber en la laguna.
Comieron mangos maduros y pintones, lanzaron algunos al suelo con la finalidad de atraer algunos animales. Hicieron silencio absoluto para no ahuyentarlos… -Algo se acerca- susurró Don Luis…se espantaron los pájaros que duermen en aquellos árboles… debe ser algo grande… tal vez un gran venado.
Esperaron unos minutos y se escuchó un ruido como de cascos pisando la hojarasca, el cachicamo estaba inquieto en la trampa. Como por arte de magia la luna se estaba ocultando y haciéndose inexplicablemente más tenue…algo se acercaba, las pisadas eran más fuertes, casi se podía sentir la fuerza de cada paso… Don Luis les hizo una seña a los muchachos que no se movieran y guardaran silencio…
El miedo se apoderó de ellos cuando vieron acercarse un gran animal jamás conocido por ser humano alguno… los cascos parecían los de un chivo, el cuerpo como el de un caballo negro, la cabeza parecía el de una danta (tapir) con una trompa como la de un oso hormiguero pero con unos grandes y afilados dientes… le dio varias vueltas a la mata de mango. Sus ojos rojos parecían dos brasas en la medianoche…
No lo podían creer, sus cuerpos temblaban y al mismo tiempo se sentían paralizados por el temor de ser vistos por la extraña y diabólica criatura, quien cascaba en la tierra de manera amenazante. El viento se detuvo, ni los grillos cantaban, la oscuridad se apoderó del bosque y solo el brillo de los ojos rojos de aquella criatura se observaban en aquella noche lúgubre…
Don Luis y los muchachos recordaron que mi abuela Doña Ana les decía que por esos montes salía una bestia maligna llamada El Chivato, pero no lo tomaban en serio. Ella decía que tenían que rezar 7 veces el Padrenuestro, persignarse y encomendarse a Dios. Comenzaron a rezar los tres en voz alta y la criatura comenzó a correr en círculos alrededor de la mata, estaba enfurecida, levantó la cabeza y los miró de manera amenazante, se levantó en dos patas y lanzó fuego por sus fauces…
En un momento de valentía impulsados por la fe, rezaron más fuerte y echaron a la criatura quien salió corriendo entre fuego y una polvareda…
Don Luis y los muchachos bajaron de la mata y soltaron el cachicamo quien se perdió en la sabana. Corrieron hasta pasar la cerca alambrada, casi no podían respirar, sus corazones parecían caballos al galope y sus piernas temblaban sin parar. Corrieron nuevamente hasta llegar a la casa.
Doña Carmen asustada les preguntó qué les pasaba y no podían hablar, al rato Don Luis le contó lo ocurrido y ella les dijo que eso les pasaba por andar cazando más de la cuenta. Desde ese día no salieron a cazar más.
Aún anda suelto El Chivato, no se sabe si es un animal, un demonio o un espíritu aterrador que acecha a los cazadores empedernidos.
FIN
AUTORA: TATIANA J. MARTÍNEZ V.


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