: A NUESTRA MANERA “ALGO DIFERENTE”


Nombre*:Inma Moon
Género*:Romántico
Título*:A NUESTRA MANERA "ALGO DIFERENTE"
Cuento:
No quiero abrir los ojos por miedo a que sea un sueño. No sé si salir corriendo o quedarme acurrucada con la cabeza escondida entre las sabanas.
"Estaba de fiesta con mis amigas en la discoteca del hotel ,cuando entre la gente apareció un grupo de chicos y allí estaba él, pantalón de traje azul marino, camisa azul cielo, una atractiva barba de dos días y unos preciosos ojos marrones con un brillo especial que me invitaban a no dejar de mirarlos.
Note tensión al tenerle cerca, me hacía sentir cosas que nunca nadie había conseguido. Estaba nerviosa a su lado, provocaba en mí calor, necesidad de parar el tiempo y que el momento fuese eterno, mirarle, admirarle. Con solo rozarme provocaba un escalofrío en mí.
Me sentía atraída de un hombre al cual acababa de conocer. Como Eva probando el fruto prohibido sentía querer probar sus labios, saborear su sabor, oler su fragancia, tocar cada poro de su piel, apreciar al tacto todo su ser… yo misma me sorprendía al sentirme tan excitada al ver como se mordía su labio inferior a la vez que sus ardientes ojos se cruzaban con mi mirada atenta a cada uno de sus movimientos, sentía que quería seducirme, atraerme, y sin darme cuenta lo estaba consiguiendo, no sabía cómo escapar de él.
No crucemos palabra en toda la noche, solo quedarme anonadada por sus encantos, atractivo y ardiente barón de ojos escalofriantes.
Me intimidaba con su sonrisa mientras subíamos a la habitación en el ascensor, sus ojos puestos en mi sin importarle ser descarado, yo, nerviosa no sabía que hacer mientras mis mejillas se sonrojaban cada vez más.
El cuerpo me ardía al sentir el roce de su piel, imaginaba probar la esencia de sus labios, mi cuerpo estremece a tan agradable sensación, muerdo mi labio inferior y me está mirando, pero justo cuando parece que se va a lanzar a mí, el ascensor se abre y salgo hacia mi habitación de un salto."
"No puede ser Dahiana", me digo a mi misma. Es tanta la atracción que casi me derrito en el ascensor. Menos mal que es mi último día aquí y ahora… me arrepiento de haber salido corriendo hacia mi habitación, solo imaginarle me excita de tal forma que no me reconozco, "solo es un desconocido" me repito una y otra vez con las mejillas color carmín.
Intento dormir, ya tengo la maleta echa para mañana volver a casa de estas agradables y confortantes vacaciones, pero nada más cerrar los ojos alguien toca la puerta de mi habitación. Me sorprendo al ver que tras la puerta lo encuentro a él, todo mi cuerpo se encoje cuando se lanza sobre mí enredando su lengua con la mía, apretándome contra su cuerpo me alza en sus brazos llevándome hacia la cama.
No quiero hacer esto y sin embargo no soy dueña de mi cuerpo, solo puedo seguir la melodía de sus manos acariciando mi piel haciéndome olvidar donde estoy y que esto para mí está mal, pero me invade una exquisita sensación en el estómago al sentir lo que provoco en él, inevitablemente… se adueña de todo mi ser.
Paso la noche a su lado, como si lo conociese de toda la vida, acurrucada en su pecho y rodeada entre sus brazos. Los ojos como platos, el remordimiento de lo que ha sucedido no me deja dormir… Antes de que se despierte salgo de la habitación dejándolo solo mientras yo voy de regreso a casa, sintiéndome mal conmigo misma, me entregue sin conocerlo y sin saber nada de él, siento que esa persona no era yo.
Mi cara seria y apagada hace que mis amigas se subasten mi sonrisa, que forzada logro disimular avergonzada no me atrevo a contar lo sucedido.
De nuevo en casa, levantarse para ir al trabajo… Paso la semana demasiado atareada sin dejar de trabajar en ningún momento pensando ideas para un anuncio de un perfume de mujer. La rutina del día a día se apodera de mí, me agobio en casa, me agobio en el trabajo.
No dejo de darle vueltas a lo sucedido, no me lo explico, no lo entiendo, un completamente desconocido consiguió de mi lo que quiso en demasiado poco tiempo, me siento enfadada conmigo misma, es como si hubiese dado lo mejor de mí a alguien que posiblemente no vuelva a ver.
Las hojas del calendario siguen cayendo mientras yo intento pasar desapercibida entre mis amigas, no me gusto lo que hice pero me siento como una persona normal que tuvo una noche loca.
Hoy viernes en el trabajo, cansada de pensar demasiado cierro los ojos y veo su cuerpo… su rostro, aquellos ojos profundos que hacen de mí una persona ajena al mundo.
No doy crédito a mi imaginación, puedo ver cada uno de los detalles de su cuerpo y su voz al compás del viento repitiendo sus palabras "me encantas" con un leve susurro en mi oído provocando un escalofrío por mi cuerpo.
Cada poro de su piel tocado con mis manos envueltas en fuego al sentir el tacto de su piel, trago saliva… es tan ardiente tan solo imaginarlo.
Su boca, exquisitos labios, éxtasis de sabor, droga embriagadora que me deja sin sentidos ¿y qué decir de sus manos? dominantes cautivan todo mi ser, se vuelven dueñas de mi cuerpo sin yo poder controlar movimiento solo el deseo de tocarlo, me pierdo en su mirada rumbo a cometer una locura, tan solo el deseo de besarle.
Tenerlo sin tenerlo, tocar lo prohibido para añorarlo, sentirlo mío para luego solo poder soñarlo… Es tanto el deseo de volver a verlo que siento opresión en el pecho por miedo a no poder vivir sin esa droga con nombre que me hizo suya haciéndome subir a la luna y tocar las estrellas que ahora van desapareciendo con cada día que paso sin verlo.
Con la mano en el cuello aún siento su respiración erizando cada centímetro de mi piel al tacto de su aliento, y es cuando me doy cuenta que sinceramente lo extraño, que perdí lo que nunca tuve.
Soñar despierta… sacudo mi cabeza ya que aún estoy en el trabajo. Estoy buscando ideas para el anuncio del un nuevo perfume y solo me faltan algunos detalles para mostrar el proyecto a mi jefe. La chica usa el perfuma y se esconde en una de las habitaciones de una casa enorme donde el chico tras esperar que lo haga sale a buscarla y gracias a la fragancia sigue su olor y da con ella.
Una vez en casa me arreglo para salir con unas amigas y bailar un rato después de toda la semana dura de trabajo. Me pongo un vestido corto beige, tacones altos, una chaqueta en negro y me dirijo a la discoteca donde hemos quedado. Dentro el ambiente esta caldeado, me deshago de la chaqueta y me siento en una de las mesas mientras una de mis amigas pide las copas.
Miro a mí alrededor y me siento observada, pero hay demasiada gente mirando hacia todos lados, bailando, bebiendo y pasándolo bien. Como siempre solemos hacer todas las chicas inmortalizamos el momento con fotos con miles de caras y diferentes posturas.
Mónica vuelve con las copas rodeada de chicos y uno de ellos me llama bastante la atención, su cara me es familiar y conforme se van acercando me voy poniendo más nerviosa y justo cuando lo tengo delante, me doy cuenta de que es él, después de más de un mes sin verle… mi cuerpo en escalofrió salgo corriendo de allí desapareciendo, huyendo de la situación.
Me salgo fuera donde el aire me eriza mi piel, hace frio y mi chaqueta está dentro. Mi respiración esta agitada… Y pensar que esta misma mañana me acorde de él de tal forma que sentía su respiración. Tomo aire para volver dentro mientras voy pensando en cómo saludarle, si presentarme o hacer como si nada.
Dentro están todos sonriendo y charlando, ni si quiera han notado mi ausencia por lo que paso desapercibida y me siento de nuevo como si no hubiese pasado nada. Intento no mirarlo, pero solo notar su presencia a mi lado, noto tensión y sin querer alzo los ojos y me está mirando. Sorprendida agacho la cabeza como si nada y juego con una servilleta de papel intentando distraerme, algo inútil, se acaba de sentar a mi lado quitándome el papel de mis manos, -¿No me recuerdas?-.
Giro lentamente la cabeza para mirar esos ojos que me dejan anonadada, pero una vez más me deja sin palabras a lo que intento decir sin apenas voz, -No, ¿Debería?-. Se sorprende ante mi respuesta y sonríe, esa perfecta sonrisa de marfil hace que me separe de su cuerpo buscando aire para respirar. Sí que me acuerdo de él y me acuerdo perfectamente, aprieto los dientes intentando bajar la mirada, pero no puedo dejar de ver sus ojos brillantes, profundos y atractivos, mira el hueco que he dejado entre los dos y vuelve a pegarse a mí, con delicadeza aparta mi pelo detrás de mí oreja e inhalan mi perfume.
-Hueles al mismo perfume-. Mi cuerpo sobresalta, es tan excitante su respiración en mi cuello, hace que vuelva a apartarme de él.
-Necesito tomar el aire-. Vuelvo salir fuera perseguida por sus pasos. Sin dejar de mirarme echa la cabeza a un lado esperando alguna frase fuera de mis labios, pero no consigo pensar que decir solo retengo su mirada clavada en la mía, fija y desafiante.
-Te recordaba con una sonrisa, ¿Qué hiciste con ella?-. Me sorprende su pregunta y me hace sonreír en respuesta a su sonrisa divertida que muestra como mueca en su cara ladeada.
-¿Qué haces aquí?-. Estaba enfadada conmigo misma por lo que paso, me sentía avergonzada por entregarle tanto en tan poco tiempo.
-Sabía que no podrías olvidarme-. Mis ojos se abren en sorpresa, su respuesta me hizo enfadar, no me olvido porque… -Yo tampoco pude olvidarme de ti-. Y el enfado se desvanece en un segundo.
El frio de fuera se apodera de mi cuerpo haciendo que quede bajo la protección de su brazo el cual me desliza dentro de nuevo.
-No soy de bailar, -Guiña hacia mí- pero te reto a una partida de billar-. Intento inventarme cualquier excusa para no estar donde este su irresistible atracción, pero con esos ojos brillantes que expresan deseo acepto y le sigo hacia la mesa en la cual coloca las bolas y nos disponemos a jugar. -¿Qué nos jugamos?-.
-¿Bailar?-.
-Me parece bien y si gano yo… pasaremos otra noche juntos-.
-No me parece justo-.
-Solo es un trato, la noche juntos haciendo lo que tú quieras-. Me parece divertida la idea y me encanta lo de disfrutar de su compañía de nuevo, "ni yo misma me creo lo que estoy pensando" pero en mi barriga un puñado de peta-z explota haciendo notar mis nervios. Respiro hondo tratando de tranquilizarme para no temblar el pulso en mi tirada mientras dejo que el rompa el conjunto de bolas coloridas.
Rompe metiendo amarilla lisa, por lo que me tocan las ralladas, coge su taco antes de volver a tirar apoyándolo en el suelo me muestra una sonrisa pícara y vacilante con la cual logra intimidarme. Trago saliva y aguanto mi sonrisa intentando concentrarme en la partida, y mientras vuelve a tirar pienso que quizá ponerle un poco nervioso podrá distraerle y hacerme sentir más segura para poder tener más posibilidades de ganar.
Vuelve a colar, naranja abajo en la esquina a la derecha, -No me ganes tan rápido-. Me preparo para tirar mientras él vuelve a tirar fallando al golpear la verde.
Mi turno, me coloco el vestido y me pongo frente a él al otro lado de la mesa y coloco el taco para darle a la bola rallada marrón, veo como me mira fijamente y decido cambiar de bola colocándome más cerca de él y doy a la bola verde apunto de colarla la dejo colocada para la próxima tirada.
Sonríe feliz de que no haya colado y le da con la tiza a su taco para volver a tirar, pero antes de que golpee me inclino con el pegando mi cara a la suya y le pregunto a qué bola quiere darle mordiendo mi labio inferior mientras se endereza y me señala la de color rojo, parece que mi táctica de ponerle nervioso no funciona, es un chico duro, la bola roja choca con la azul marino dejándola al filo del agujero. Mi cara sonríe en felicidad al ver que no ha colado, lo aparto de la mesa para colocarme justo donde estaba el y cuelo la rallada verde que antes deje colocada, le guiño y sin apenas moverme del sitio tiro a la marrón colándola a la vez que se va la bola blanca con ella.
Saca la bola y la coloca para tirar hacia la roja dando fuerte la deja al lado de la azul marino, las dos a punto de colarse de un solo golpe, pero en vez de tirar hacia ellas golpea la de color verde que rebota en la mesa moviendo mis bolas. Tiene dos prácticamente dentro, antes de tirar miro la mesa pensando a cual darle… la noche con él o bailar un rato… tiro a la rallada amarilla todo lo fuerte que puedo haciendo que choque con su bola roja y cuelo la azul marino suya, lo que le da ventaja.
Después de un rato, solo queda la negra en la mesa y la marrón suya, le toca tirar y falla. He intentado perder pero no me puedo creer que sea mejor que él jugando, algo no me cuadra, -No te dejes ganar-.
-Quiero bailar contigo-. Me contesta sonriendo.
Tiro haciendo rebotar mi bola por las paredes de la mesa sin rumbo a ninguna parte, cuando alzo la cabeza para mirarlo, está sonriendo y sacudiendo la cabeza a los lados, -Pero también quiero pasar una noche contigo-. Cuela la marrón sin problema y seguidamente la negra, -¿Nos vamos?-.Me boca se abre en sorpresa por la facilidad y la rapidez en que coló las bolas.
Ocultando mi sonrisa victoriosa, dejo que me ponga la chaqueta, -¿Dónde vamos a ir?-. Asustada por lo que pueda pasar y a la vez emocionada como una niña pequeña.
-Yo gane la apuesta, la noche juntos pero tú elijes donde-. Me empuja haciéndome andar saliendo de la discoteca provocando una sonrisa tonta de la que no me puedo deshacer, mientras dejamos atrás a toda la gente alejándonos sin dar explicaciones, extrañaba esta sensación.
-Vayamos a un sitio desde donde podamos ver bien la luna-.
Me invita a subir a su coche y con una agradable canción de fondo, (Extreme "More than words") Mientras me dirige a un lugar inesperado desde el cual contemplar la admirable luna con su agradable y cálida compañía.
Lo escucho tararear la canción, -Decir Te quiero no son las palabras que quiero escuchar de ti, no es que no quiera que tu no me las digas, pero si solo supieras como de fácil sería mostrarme cómo te sientes…-. Con una sonrisa divertida sin dejar de mirar al frente, relajado, como si fuese solo en el coche disfrutando de su música. Yo no puedo dejar de mirar como sonríe mientras la melodía sale por sus labios, aspiro fuerte intentando oler su fragancia haciéndome cerrar los ojos e imaginar su cuerpo cerca del mío mientras inhalo su esencia.
Me cruzo con su mirada que vuelve a la carretera y mis ojos lo revisan, pantalón de traje en gris oscuro, camisa blanca doblada por encima del codo, los primeros botones por el cuello desabrochados, es sumamente atractivo, me hace suspirar, hoy está bien afeitado y sonrío mirando por la ventanilla del copiloto al recordar su barba de varios días, queda perfecta en su rostro haciéndole aún más atractivo e interesante.
-Abre la guantera-. Lo miro extrañada y miro a ver que puede necesitar de allí dentro, -Véndate los ojos con la corbata, no quiero que veas donde vamos-. Cojo la corbata y me vendo los ojos con un nudo atrás, sonrío divertida a la vez que nerviosa, soy demasiado impaciente y me produce un poco de miedo quedar en desventaja con los ojos vendados, pero sin saber porque, por alguna razón confío en él.
Tras minutos de silencio pensando en miles de lugares en los que podría llevarme siento que para el coche y en pocos segundos lo tengo a mi lado dándome la mano para bajar el, -¿Puedo fiarme de ti?-.
-No dejare que te pase nada malo-. Comienza a andar dirigiéndome hacia algún lugar, creo que es el mar por su olor, por su melodía… Mi cuerpo se tensa y parece que doy los pasos hacia atrás en vez de hacia delante, no me gusta la idea del mar de noche, -No te preocupes-. Me coge en sus brazos y me aferro a su cuerpo con temor a poder tocar el agua, camina unos metros más, -Te voy a poner en el suelo, quítate los zapatos-. Es agradable sentir la arena entre mis pies, respiro hondo impaciente por quitarme la corbata cuando lo siento detrás de mí deshaciendo el nudo y dejándome ver la espectacular luna llena enfrente de mis ojos.
Los zapatos caen en la arena al sentir sus brazos rodeando mi cintura e involuntariamente agarro sus brazos apretándolos contra mí. Noto su respiración agitada en su pecho contra mi espalda provocando un escalofrío por mí columna y un rápido color rosado se apodera de mis mejillas.
La respiración se me corta y mi corazón se acelera al sentir su respiración en mi piel. Son inevitables mis nervios y sé que los nota al sentir su sonrisa traviesa tras mi oreja, -¿Te gustan las vistas o las puedes mejorar?-.
La tensión en mi parece relajarse, -Son perfectas-. De repente me suelta y coloca una toalla en la arena, se sienta y sin pensarlo me siento a su lado. No sé qué hace este chico conmigo pero consigue de mi lo que nadie.
-Tenía ganas de verte-. "¿Por qué?" –Me sabe mal lo que paso entre nosotros, te fuiste sin despedirte, dejándome solo-.
No sé dónde esconder mi cara, ahora mismo me gustaría ser tortuga para poder meterme dentro del caparazón y que no pueda ver mis mejillas encendidas como una bobilla. –Lo que pasa entre nosotros es diferente al resto del mundo-.
-¿Eso es malo?-.
-Con diferente quiero decir especial, no raro-.
-Raúl… yo no soy así-. Agacho la cabeza mirando la arena, "tú tienes la culpa de esta tensión entre los dos" me reprocho "es tan atractivo…".
-¿A qué te refieres Dahiana…?-.
-Tú… -consigo mirarle-haces que sea diferente, veras… me haces tratarte diferente al resto-.
-¿Y eso es malo?-. Sonríe haciéndome sonreír a mí también.
-Lo que paso entre nosotros… yo no soy así, no te conozco de nada-.
Me coge la mano con fuerza, -La noche que pasemos juntos…-. Corto sus palabras y sigo hablando…
-No estuvo bien, no nos conocemos, la gente se conoce antes de que suceda algo así-. Intento retirar mi mano de la suya pero la retiene con fuerza.
-Quizá empecemos por otro nivel, pero también es una forma de conocernos y quiero seguir conociéndote… a tu manera a nuestra manera-.
-No… me haces ser diferente-.
-¿Es que no eres asi de verdad?-.
-Si soy asi, tú haces que sea asi contigo, tú haces que me sienta…-.
Coge mi cara entre sus manos haciendo que mis ojos se crucen con su mirada, -¿Hago que te sientas mal?-.
-No… todo lo contrario-.
Su cara se transforma en una hermosa sonrisa, -y entonces… ¿Qué tiene eso de malo?-.
-Pues que nunca he sido asi-.
-A mí me gusta cómo eres, siento confianza en ti, puedo ver en tus ojos la felicidad cuando estamos juntos y no porque estés conmigo sino porque eres una niña feliz sin preocupaciones, sin miedos, sin dudas, transparente… y me encanta verte asi, me haces sentir feliz al poder disfrutar de tu sonrisa y sentirme culpable de ella-.
-Pero no nos conocemos-.
-Hola soy Raúl, me gusta el fútbol, jugar al billar, me encantas tú y tu sonrisa, te puedo contar todo lo que quieras saber de mí, y tu… ¿Cómo te llamas?-.
-Dahiana-.
-Bien Dahiana, ¿Quieres salir conmigo… a tú manera?-.
Sin esperarlo, conocí a una persona especial. Me enseño que a veces la gente se conoce de diferentes formas pero que siempre se llega al mismo fin… encontrar a la persona que quieres tener a tu lado, que aparte de querer, está la atracción, la pasión y el deseo, un conjunto de sensaciones que hacen especial cada hora junto a una persona. Si toda esta magia se pierde o se vuelve rutina… Hay que volver a conquistar y que surja de nuevo todo para poder avanzar.
Sorprenderse de uno mismo también es agradable, demostrarte que nunca terminas de conocerte, que las cosas no siempre son como tú crees y que la vida por distintas razones, por algún porque escondido, desconocido, pone a personas en tú vida, pero eres tú quien elige quien se queda dentro de ella y a quien dejas que pase de largo, solo tú sabes quién merece la pena que se quede en tu camino.
Cada persona te enseña algo de ella, pero también te enseña algo de ti.
http://palabradeluna.blogspot.es/


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