Publica Tu Cuento: En el barrio oscuro

Nombre*:Stella MarisB
Web Site (Opcional):https://www.instagram.com/stella.marisb?r=nametag
Género*:Suspenso
Título*:En el barrio oscuro
Cuento*:Cuando la tarde comenzaba a desarmar el sol de primavera del antiguo barrio de las flores, en la pequeña ciudad del Norte, los vecinos amarraban sus carros precarios de venta ambulante en los postes de alumbrado, mientras las madres apuradas cargaban su bolsa de pan de la mano de los niños más pequeños, la mayoría delgados y de ropas deshilachadas; otros cerraban las puertas de maderas secas y despintadas de los empobrecidos dispensarios de carnes, lácteos y algunos enseres para hogares. El olor del rocío ácido y descomposición impregnando las callejuelas, contratastando con el nombre del barrio, humedecía los adoquines que resbalaban de mugre provenientes restos de carne y vísceras, líquidos varios y sangre rancia de animal.
La noche sólo iluminada con un farol de luz tenue en cada cuadra, dejaba ver unos pocos hombres que bebían alcohol terminando la jornada, sentados en los sucios cordones de las angostas veredas; sin embargo el fatídico jueves de septiembre de mil novecientos cuarenta y dos, la pequeña Lilian aún seguía caminando por las calles buscando a su familia, entre lágrimas gritando por su madre que no aparecía, la oscuridad la asustaba y no podía ver más allá de dos metros, mientras apuraba sus pasos cayendo de rodillas en líquido viscoso y putrefacto; alguien la levantó del sucio suelo y la llevó en andas, en la espesa neblina su corazón se tranquilizó ansiosa por llegar a casa, hasta que brutalmente cayó en la tierra fría, donde la soledad abrazaba el final del barrio, - papá quiero ir a casa - dijo llorando la pequeña de diez años, mas la sombra oscura y gigante se posó sobre ella destrozando su pequeño cuerpo y alma. Minutos infinitos los latidos frenéticos de su frágil corazón, soportaba en espera del auxilio, mientras su padre desesperado corría bajo la húmeda oscuridad buscando a su pequeña, y su madre y hermanitos lloraban tras el vidrio de la ventana de la diminuta habitación de la pensión; Lilian quedó atrás en la vuelta del trabajo familiar, en segundos desapareció de la vista de sus padres que sintieron derrumbar el mundo ante sus ojos.
La semana transcurrió y la policía del lugar no tenía respuestas, y cada noche su madre se adentraba en la oscuridad del barrio, entre los bebedores y la negrura, cuando su esposo se dormía llorando de tristeza, dispuesta a todo por encontrar a su hija.
Los periódicos en sepia relataban la noticia que por años impactó la ciudad toda: la venganza de una madre del barrio de las flores, quien encontró el cuerpo de su hija descompuesto en las orillas del río, a metros de su residencia; siguiendo el rastro cada noche buscando al asesino, ése quien fuera un vecino del pensionado el cual se mostraba cariñoso cada día con la familia, el mounstro que arrebató la vida de Lilian y destrozó la mente de su madre, quien terminó sus días encerrada en el manicomio central lejos de allí, condenada a diarias sesiones de electroshock, como castigo por el crimen del asesino de su pequeña hija.
Ochenta décadas después, a unas cuadras del moderno barrio de las flores, aún se encuentran derruídas las lápidas de Lilian y su familia, dentro del antiguo cementerio local.
Smb.
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