Publica Tu Cuento: "SARITA LAVEDEDORA DE EMPANADAS DE LA FELICIDAD"

Nombre*:GABRIELA DIAZ
Web Site (Opcional):conni705@hotmail.com
Género*:Infantil
Título*:"SARITA LA VENDEDORA DE EMPANADAS DE LA FELICIDAD"
Cuento*:
SARITA LA VENDEDORA DE EMPANADAS
Apenas comenzaban a salir los primeros rayos de sol, la pequeña Sarita de seis años, limpió su carita, vistió su tan remendado vestido azul, abrocho los viejos zapatos rotos, tomó la canasta de empanadas, preparadas por su abuela Naty, la abuela no podía acompañarla, por su edad avanzada y la artritis que padecía.
Con una gran sonrisa y a toda voz, sarita gritaba:
¡Empanadas, empanadas, empanadas¡
¡Cómpreme, las empanadas de la felicidad y del amor ¡
¡Lleve estas ricas empanadas hechas por mi abuela Naty¡
¡De manzana, de piña, de fresa, de guayaba¡
Le causaba tanta gracia a la gente, que terminaba pronto de vender, Sarita hacia las compras de los encargos que le hacia la abuela, enseguida corría a la tienda de juguetes, miraba por largo rato a cada una de las muñecas, el vendedor la observaba, cuando el vendedor se acercaba a atender a otros clientes, Sarita sacaba una empanada que siempre guardaba para sus amigas las muñecas, les compartía una mordidita a cada una de ellas, claro era ella quien se comía toda la empanada.
Sarita se despedía de sus amigas, diciéndoles que al día siguiente volvería, les invitaría de la empanada que guardaba, el vendedor nuevamente la miraba con ternura , haciendo un gesto con la mano de despedida, así pasaron los días, la abuela enfermo y tuvieron que ir al hospital, Sarita se quedaba esperando a su abuela Naty, los médicos que la atendían, dijeron que había sufrido un infarto, estaba en observación, por lo tanto no podía irse a casa. Los médicos no se percataban que Sarita era la única persona, que esperaba a la abuela, en ocasiones Sarita se quedaba dormida , y aunque con hambre, no se retiraba, esperando que la abuela despertara, ella pensaba que solo estaba durmiendo por lo mucho que le dolían las piernas y manos.
Un día, Sarita, se coló por los pasillos, hasta que encontró a su abuela, las dos se abrazaron con mucho amor, de pronto la trabajadora social, descubrió a Sarita, quien salió corriendo a esconderse, la trabajadora social le dijo a la abuela que, en las condiciones que estaba no podía seguir cuidando a Sarita, por lo tanto daría parte al DIF,La anciana comenzó a llorar suplicando no lo hiciera.
Sarita había salido corriendo, hacia la tienda de juguetes, en cuanto llego, el vendedor observo que no traía la canasta de empanadas, la vio acercarse a las muñecas, se acerco en silencio, se detuvo al escuchar que Sarita lloraba y les contaba entre sollozos :
Mi abuela Naty, se ha enfermado y no se cuando nos vamos a la casa, cuando ya vuelva a casa, volveremos hacer empanadas y les traeré una.

Cuando sarita regreso al hospital, la abuela ya no estaba, se había escapado, Sarita corrió a la casa, encontró a la abuela haciendo las empanadas, las dos se abrazaron, contenta Sarita le dijo a su abuela:
Abuelita, que bueno que ya estas en casa, iré a vender las empanadas, compraremos tus medicinas para que ya no te enfermes.
Sarita como siempre vendió rápido las empanadas, paso a ver a sus amigas las muñecas, les invito una rica empanada de manzana, les conto con alegría que su abuela ya estaba en casa, cuando Sarita se retiraba, el vendedor de la tienda, le dio a Sarita un sobre con dinero que la gente había dado para su abuelita, le regalo una muñeca, a la cual Sarita llamo Teresita, y un par de zapatos nuevos. Sarita dio las gracias al vendedor, al cual también le prometió las ricas empanadas de la felicidad.
Cuando Sarita llegó con la sorpresa para su abuelita, estaba la trabajadora Social, pero solo las visitaría, para observar que todo estuviera bien, en agradecimiento, Sarita y su abuela prepararon unas ricas empanadas, para la gentil señorita.
AUTOR: GABRIELA DIAZ

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